El Instituto de Previsión Social (IPS) es una de las instituciones más delicadas para las necesi­dades de salud de sus aportan­tes, sin embargo, esto es olvidado históri­camente por la angurria de los políticos y los suyos.

Infinidad de miserias que comienzan con medicamentos que no abastecen la demanda, calvarios detrás de agenda­mientos ya sea para consultas médicas u otras intervenciones y cientos de otras carencias no sensibilizan a la hora de usar al IPS como la vaca lechera para cargos políticos, negocios de los amigos que prio­rizan los bolsillos y no las necesidades de los asegurados.

Hay licitaciones de ciertos rubros que ya no llaman la atención, sino generan repulsión por las millonadas que se adju­dican en condiciones más que sospecho­sas y que se reducen a la rapartija entre un selecto grupo de proveedores y algunas firmas satélite de estos. Mientras tanto, los asegurados quienes sostienen la previ­sional con sus sacrificados aportes deben aguantar calvario para acceder a los ser­vicios.

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Es evidente que las administraciones del IPS han tenido otras prioridades, cada vez más alevosamente distantes de solu­ciones a los problemas esenciales. Hemos visto esta semana, que en la actualidad, una de esas prioridades se concentra en los negocios de una persona muy alle­gada al Vicepresidente, muy próspero de las licitaciones de construcciones y lim­pieza.

Una facturación en 4 años de G. 614.000 millones solo en licitaciones con el Estado es una cifra muy ambiciosa, principal­mente para los empresarios que pelean sobrevivir en el mercado del sector privado. Nos enteramos que el amigo “pulpo” del Vicepresidente acapara lla­mados de limpieza en IPS y que durante este gobierno se quedó con G. 94.000 millones en adjudicaciones en esta insti­tución, pero lastimosamente las condicio­nes requeridas que brillan en los papeles, en la realidad no lucen.

Hace un año, en el IPS adjudicaron un contrato por G. 73.000 millones, que en los documentos establece 24 meses de duración. Ahora, de vuelta están detrás de otro gigantesco negocio para limpiar y prevén otros G. 109.000 millones, que desembolsarán se desembolsará en plena campaña electoral.

Los mismos de siempre aparecen como oferentes y otra vez el amigo del Vice aspira quedarse con un combo de lotes de servicio de limpieza por G. 70.500 millones. Mientras tanto los asegurados y usuarios se encuentran con baños sin puertas, sin los insumos comprometi­dos en las jugosas licitaciones, además de otras miserias de siempre.

Estos escándalos que parecieran no inmutar a las autoridades del IPS sugie­ren serias dudas sobre las prioridades que tienen en la institución. Y la pregunta de ¿hasta cuándo habrá que soportar tanto desparpajo?

Además del presidente, todo el consejo está comprometido. Los miembros de la previsional no pueden seguir desenten­diéndose de los fatos de siempre.

Una institución monopolizada por el negocio de algunos en rubros que pululan en el mercado, difícilmente conduzca a la eficiencia y priva de precios más compe­titivos a la institución. O es que acaso los responsables del IPS no saben que exis­ten cientos de empresas de limpieza como para divorciarse de los mismos y cuestio­nados proveedores de siempre.

La pandemia por lo visto no ablandó el corazón de muchos. Seguimos favore­ciendo el negocio de los amigos que urgir lo que realmente necesitamos, que es un sistema de salud con más aguante a las emergencias que nos toquen.

Altos funcionarios se siguen pegando el lujo de pagar millones en servicios defici­tarios, a juzgar por lo que hemos visto de vuelta esta semana. Escatimar recursos y el uso sustentable del dinero estatal, en este caso de los trabajadores y empresa­rios aportantes, sigue lejos del interés de quienes manejan la previsional.

Las autoridades del IPS deben llamarse a la empatía para con los asegurados, cortar el festín de unos pocos, mejorar los servi­cios abriendo posibilidades de negocios a más oferentes que no estén conecta­dos entre sí para que las licitaciones sean realmente serias y resulten beneficiosas para quienes financian la institución: los aportantes.

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