La economía clandestina, la que se desarrolla de manera informal y no paga impuestos ni tasas, que en definitiva empobrece al Estado, es cada día más alta en nuestro país. Un estudio privado revela que en el 2018 la informalidad había llegado al 40,3% del Producto Interno Bruto (PIB), que es el pico más alto alcanzado en la última década. Pero lo más resaltante es que en tan solo un año la economía informal ha tenido un crecimiento de casi el 42% por el fuerte auge del contrabando de importación y actividades ilegales conexas. Lo que habla de manera directa de la incapacidad del Gobierno para formalizar la clandestinidad.
En términos monetarios, la cuantificación de la economía subterránea el año pasado alcanzó 16.522 millones de dólares, lo que comparado con el valor que tenía en el 2010, que era de 7.591 millones de dólares, representa un crecimiento de 117,65%, es decir, más del doble. Tomando las cifras de la economía informal que se alcanzaron en el 2017, que fue de 11.652 millones de dólares, el monto de la informalidad del 2018, de 16.522 millones de dólares, representa un aumento del 41,79% en tan solo un año.
La economía subterránea incluye las actividades ilegales cuyos actores y participantes no cumplen con las obligaciones impositivas o las regulaciones legales existentes como pagar impuestos, emitir facturas y aportar al IPS como corresponde. Está comprendida fundamentalmente por conocidas actividades ilegales, como el ingreso irregular de mercaderías, el comercio en negro, el narcotráfico, la evasión de toda suerte de impuestos y obligaciones tributarias. La simple observación de las actividades comerciales en la vía pública y en ciertos puntos de los mercados municipales y ferias afines sirve para constatar el gran volumen de la informalidad que se desarrolla a la vista de todos en el país.
De acuerdo con los especialistas, existen diversos motivos para la fuerte presencia de la economía subterránea en el Paraguay, como la así llamada cultura de la ilegalidad, el no querer cumplir las normas, sea por ignorancia o por conveniencia económica. Se afirma que muchos ciudadanos se niegan a declarar sus ingresos para no pagar impuestos porque reniegan del manejo que hace el Estado de las recaudaciones, que se gastan mayormente en salarios y en erogaciones destinadas a sostener la numerosa clientela política. A esto hay que agregar además la ineficiencia de los organismos del Estado para detectar las actividades ilegales y su falta de capacidad para obligar a los infractores a cumplir las normas impositivas existentes.
Demás está decir que el crecimiento de la informalidad y el incumplimiento del pago de los tributos perjudican enormemente no solo las arcas del Estado sino a todo el país, por privarle al Gobierno de los recursos para hacer frente con solvencia a las necesidades de la salud, de la educación, de las inversiones sociales más urgentes. Dicho de otro modo, el alza de la economía informal es sinónimo del crecimiento de la delincuencia, y repercutirá en el aumento de la pobreza, la suba del subempleo y el empleo informal, la baja calidad de la educación, caída en inversiones en la salud, menores posibilidades para mejorar la nutrición, la menor oferta de viviendas para los más necesitados y la reducción de ingresos monetarios de sectores mayoritarios.
El fuerte incremento de la informalidad en un solo año es una dura noticia y debe dar lugar al análisis de la realidad actual y a la toma de decisiones urgentes y decididas. Porque si la clandestinidad creció tanto es porque los que tienen que controlarla no hicieron lo que corresponde para frenarla. Y porque se requieren mejores instrumentos para hacerle frente con éxito.
El Estado y sus instituciones tienen un serio desafío para enfrentar el alto crecimiento de la economía clandestina y tienen que actuar con más fuerza. Deben trabajar decididamente en ampliar la base tributaria, haciendo que los que no pagan sus impuestos comiencen a hacerlo, por las buenas o por las malas. Para ello tienen que concertar esfuerzos y técnicas para fortalecer el sistema tributario que debe ser más eficiente a la hora de conseguir resultados.