Todos los datos que se conocen reve­lan que la economía este año dejará mucho que desear. Los pronósticos van desde una caída del 1,5% hasta una evolución de tan solo 0,7%, lo que está muy lejos del 4% de crecimiento que se había pro­nosticado el año pasado para este ciclo anual. El Banco Central del Paraguay (BCP) indicó que debido al comportamiento de los dos primeros trimestres se ha llegado a una recesión, hecho que ya estaba siendo asumido por los especia­listas, por lo que no constituyó ninguna gran novedad.

Con un primer semestre malo en la economía, se está aguardando que la segunda mitad del año sea mejor, pero los datos que se manejan no son para ponerse muy optimistas, aunque está claro que ya no se tendrá un comportamiento tan negativo como el registrado de enero a junio. Todas las apuestas están por el año veni­dero, que se estima tendrá un crecimiento importante.

El Banco Mundial acaba de dar a conocer sus cifras sobre el comportamiento de la econo­mía de los países del continente y apunta a que este año Paraguay tendrá una desacelera­ción aunque su economía no tendrá una caída, como se prevé en el análisis de corporacio­nes privadas. Según el organismo internacio­nal, el ritmo de crecimiento de Paraguay será este año de 0,7%, lo que representa una fuerte variación sobre sus previsiones iniciales que eran del 3,9%.

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A pesar del gran recorte en sus estimaciones, no prevé que la economía paraguaya cierre el 2019 con un desplome, tal como se está creyendo entre los analistas que hablan de -0,5% y -1,5%. Reconoce que nuestro país tendrá un pobre cre­cimiento, al igual que Brasil y Uruguay, pero no pronostica que la desaceleración termine en un decrecimiento, como sí reconoce que habrá en la Argentina y en Ecuador, que tendrán cifras realmente negativas.

Aunque el estudio del organismo multilateral puede considerarse acertado o no, lo impor­tante en este caso es la imagen que pinta de nuestro país a nivel internacional, que en este caso no es negativa.

La estimación del banco internacional es aún más optimista para el futuro, ya que afirma que el Producto Interno Bruto (PIB) de Para­guay tendrá un crecimiento del 3,1% para el 2020, que será un mejor año para la mayoría de los países de Sudamérica, ya que 8 de las nueve naciones tendrán un comportamiento econó­mico positivo, excepto la Argentina, para la que se prevé un -1,2%.

El Gobierno parece haber entendido la situa­ción de crisis y ha comenzado a acelerar las obras que dejó sin incentivo en los diez prime­ros meses de su gestión. Sus voceros han indi­cado que en lo que va del año ha incrementado la inversión en proyectos por encima incluso de años anteriores.

Si tales afirmaciones corresponden a la reali­dad, hay que reconocer que sus efectos toda­vía no se notan en el comportamiento actual de la economía. El comercio sigue deprimido aún y las ventas no han tenido un repunte impor­tante, dos elementos que suelen percibirse rápi­damente cuando mejora la economía.

Es muy positivo que estén aumentando las ero­gaciones para realizar obras. Pero hay que ver si en los hechos se está haciendo el fuerte derrame de dinero, como necesita el mercado, pues el Estado por lo general es muy lento en su accio­nar a pesar de los anuncios.

Pero no basta solo con realizar más inversio­nes. Los organismos públicos competentes deben tomar medidas de orden monetario y financiero, como mayores facilidades para las líneas de crédito destinadas a la producción y el comercio, para que la banca movilice más fon­dos a fin de dinamizar la actividad económica.

El Gobierno debe concertar con el sector pri­vado un acuerdo para incentivar la recupera­ción con pautas de cooperación que se lleven a cabo con mucha celeridad. El diálogo y el tra­bajo conjunto ayudarán a superar los malos momentos y darán más velocidad a los planes y proyectos que se vayan encarando. Es necesa­rio actuar con más ingenio y creatividad para visualizar nuevas medidas para dar mayor empuje a las tareas encaminadas a reactivar la economía.

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