Asunción, la “madre de ciudades”, la que fue “amparo y reparo” de la Conquista, se apresta a recordar –más que celebrar, en esta ocasión– los 482 años de su fundación. El aniversario encuentra a nuestra capital hundida en un mar de problemas en materia urbanística y de servicios, agudizados por la mala gestión de sus autoridades. La pequeña ciudad con ritmos de aldea, como aún podría descri­birse a la Asunción de los años 60, es ahora un denso conglomerado urbano que se extiende más allá de las fronteras municipales for­males y reclama soluciones de fondo a sus problemas, fuertes inversiones y políticas y medidas que armonicen la expansión inmo­biliaria con los servicios básicos y el respeto al medio ambiente.

La enumeración de los problemas de Asunción que requieren de acciones enérgicas y urgentes por parte de los gobernantes –del municipal y también del Gobierno central– excede por lejos las posibilidades de esta página. Bastará entonces mencionar algunos que se muestran más imperiosos. En primer lugar, la imposter­gable inversión en infraestructura y servicios. Es notable, por ejemplo, que en momentos en que se produce un boom de grandes construc­ciones, con edificios corporativos y complejos residenciales que cambiarán la fisonomía de Asunción, no se prevén simultáneamente inver­siones para solucionar un problema tan elemen­tal como la deposición de las aguas de desecho.

Las obras de alcantarillado sanitario no tie­nen quizás la visibilidad ni espectacularidad de grandes construcciones como viaductos, carreteras y túneles, pero son absolutamente necesarias para el funcionamiento de la ciudad y la elevación de la calidad de vida de los pobla­dores. La deposición de los efluentes y líqui­dos residuales debe ser objeto de una política de Estado que involucre a la Essap y también a los municipios. El problema tiene ya tal mag­nitud que no admite más “soluciones parches”, sino que es necesario avanzar hacia proyectos estratégicos que integren a instituciones del Estado y al gobierno local.

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Resulta penoso constatar que muchos pro­blemas urbanos básicos no encuentren solu­ción, aun con el paso del tiempo y de dis­tintas autoridades y partidos políticos en función de gobierno municipal. Entre estos problemas, el que salta a la vista en forma más patente son los baches y el deterioro del pavimento. Puede afirmarse que no existe una sola calle o avenida de nuestra capital que esté completamente libre de este drama, que causa daños materiales y que hasta oca­sionó graves accidentes. Miles de perso­nas que a diario se desplazan en Asunción y soportan el traqueteo, los golpes y perjuicios producidos por los baches, aguardan que al mismo tiempo que se hacen las reparaciones de urgencia –los parches al pavimento que duran hasta la siguiente lluvia– la munici­palidad también se enfoque en las solucio­nes de fondo, definitivas, al deterioro de las calles.

Otro problema elemental que debe ser aten­dido cuanto antes tiene que ver con la ges­tión de los espacios verdes y públicos. Si bien en los últimos años Asunción incorporó o recuperó amplias áreas públicas –se destaca sobre todo la Costanera–, existen otros espa­cios que se encuentran en estado de aban­dono.

De igual forma, es fundamental para la capi­tal del país recuperar el brillo del microcen­tro. Las actividades recreativas y el esparci­miento en Asunción han ido migrando hacia otros barrios y áreas comerciales, dejando al centro de la capital sin el atractivo ni la cali­dez de otros tiempos. Con las inversiones públicas adecuadas esta situación puede ser revertida en el corto plazo.

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