Como en cada verano, especial­mente en los que abundan los días de lluvias seguidos de calu­rosas jornadas, como el que estamos transitando, el temor al dengue enciende las alertas. Las campañas diri­gidas a prevenir la enfermedad, además de otras como el zika y el chikungunya, todas transmitidas por el aedes aegypti, se difunden a través de todos los medios masivos de comunicación, con la cola­boración de referentes del mundo de la farándula y los medios. La idea es convo­car a los seguidores de esas figuras, que son reconocidas por el público, para acon­sejar e invitar a la sociedad a participar en la tarea de la eliminación de criaderos de mosquito, que crecen y se multiplican en los hogares, además de los terrenos bal­díos, edificios públicos y todo tipo de espa­cios de trabajo.

En años anteriores, hemos padecido serias consecuencias derivadas de las epi­demias de dengue, especialmente. Nume­rosas personas fallecidas, además de otras que han sido internadas y sufrieron todo tipo de situacionesdelicadas, de todas las edades y condiciones sociales, son la muestra más elocuente de lo grave que puede ser esta patología que es capaz de afectar seriamente la vida de quienes la padecen. Esa situación ya debería bastar­nos como sociedad para asumir el reto de combatir los posibles criaderos habitual­mente, durante todo el año, poniendo el acento en esta temporada más calurosa. Sin embargo, por desidia o irresponsa­bilidad, solemos dejarpasar la oportuni­dad de asumir nuestro papel de ciudada­nos responsables para cargar las mismas a quienes ejercen la tarea delimpieza de calles y también a las autoridades sani­tarias, encargadas de cuidar la salud pública.

Si bien hay tareas específicas que están a cargo de los organismos de Salud, como las fumigaciones y los controles periódi­cos de zonas en las que abundan los cria­deros, además de los bloqueos de los mis­mos, así como de los municipios depende la intervención en espacios públicos o bal­díos, no podemos ignorar el importante papel que debe asumir la ciudadanía toda.

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Más de una vez hemos apreciado atra­vés de los medios masivos de comunica­ción situaciones que interpelan a nuestra educación ciudadana. Funcionarios de Senepa y municipales, hasta de las Fuer­zas Armadas, limpiando,fumigando y cortando malezas, mientras los habitan­tes de las zonas en las que el peligro es más que evidente se limitan a observar las tareas y a esperar la próxima “visita” de losmismos. La falta de responsabilidad sobre nuestra propia salud y la de nuestra comunidad es evidente en muchos sitios, aunque numerosos vecinos de diferentes sitios se organizan y trabajan codo a codo por la salud de todos.

Comprometernos a cuidar la salud de nuestra familia es muy importante y redunda en beneficios, pero si extende­mos ese concepto y consideramos como “familia” a nuestro propio entorno, a nuestros vecinos y amigos, serán mayo­res los beneficios y más efectivos los controles para seguridad de todos. La organización de equipos de trabajo en los que estemos involucrados quienes vivimos en una manzana, en la cuadra o en varias cuadras, será una manera efi­caz y concreta de comprometernos con nuestro hábitat y, sobre todo, con la salud de todos los que compartimos la vida en cada barrio de la capital y en otras ciuda­des de todo el país.

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