La imagen de un país se dibuja y escribe con logros obtenidos a tra­vés del esfuerzo y el trabajo manco­munado de todos los ciudadanos. Y, si bien todavía en un país tan joven como el Paraguay, hay mucho por hacer en favor de una mejor calidad de vida para todos sus habi­tantes, podemos decir que uno de los mayo­res logros de estos últimos cinco años ha sido el cambio de imagen del país, visto desde el exterior.

Y uno de los méritos más importantes es el trabajo incesante y creativo desde la Senatur, asociada a diversas organizaciones, al sec­tor privado y a las instituciones del Estado que trabajan en formación profesional en la organización y obtención de apoyo financiero para pymes. Cuando decimos el sector pri­vado, hablamos de las grandes inversiones en el área de la construcción, la hotelería y espa­cios de comercio, pero también de los peque­ños emprendimientos, muchos de ellos pymes, de gente que se ha esforzado por ofrecer a los visitantes, una posada, una cocina genuina y sencilla o una puerta abierta a compartir la vida rural, con espíritu emprendedor, pero sin perder la calidez, que es el gran valor agregado.

La presencia del Paraguay en las Ferias de Turismo más importantes del mundo y la constante visita de referentes del área al país, atraídos por la imagen proyectada por los conocedores que han regresado a sus países con una nueva imagen, muy lejana a la de déca­das atrás, vacía de atractivos significativos y con sus tesoros ocultos bajo el manto de la desidia y el desinterés.

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Hoy por hoy abundan las noticias relaciona­das a la nueva imagen del Paraguay. Un país atractivo para los turistas que llegan desde los países de la región abundantemente. Un lugar ideal en el que se puede disfrutar de lo mejor de la oferta hotelera y también gastronómica y una accesibilidad muy especial. Pero también los visitantes de países tan distantes como los del lejano Oriente o muchas zonas de Europa, acostumbrados a recibir la visita de paragua­yos, pero casi nunca pensar en este país como destino de sus vacaciones, son ahora atraídos por esa posibilidad.

Y dentro de los tesoros descubiertos gracias al esfuerzo de tanta gente, que tomó el desa­fío de mostrar lo mejor del país a través de su trabajo, se destacan muchos aspectos. Pode­mos referirnos a los atractivos de los paisa­jes y la belleza indudable de sus pueblos y ciudades en los que se conservan recuerdos del paso y el trabajo de los jesuitas o de los franciscanos, con sus templos y lugares pues­tos en valor para hacerlos más accesibles. Podemos hablar de tantos lugares magnífi­cos, como las grandes represas o la maravi­lla de las artesanías. Podemos decir que el Chaco paraguayo impacta los ojos y el cora­zón de quienes lo visitan desde otras tierras y así seguir enumerando lugares maravillo­sos y atractivos que fascinan a los visitantes de países lejanos, como la cordialidad y cer­canía de la gente, valores que no abundan en muchos sitios.

Desde hace un tiempo son frecuentes las visi­tas de periodistas especializados en turismo que llegan desde distintos lugares del mundo y realizan tours especialmente diseñados para que, en una corta estadía, puedan abar­car no solo sitios de interés para los potencia­les turistas de sus países y regiones, sino para que también se acerquen con sus sentidos a los lugares y a su gente, disfrutando de las ricas tradiciones y el trato con el que siempre regre­san encantados a su país.

Descubrir que Paraguay es un nombre que se ha ganado el respeto y es valorado con una imagen positiva y generadora de atractivo para los visitantes no es un detalle menor. Ese cam­bio positivo de imagen es la base sólida sobre la que se funda el crecimiento de la indus­tria del turismo en su enorme variedad. Es un logro que debe hacernos sentir orgullosos. Un orgullo genuino que debe honrarse con más dedicación y esfuerzo para lograr que la ima­gen positiva creada con tanto esfuerzo no se desvanezca y pierda sus colores y capacidad de atraer a más visitantes.

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