El gol agónico de Diego Churín en el minuto 96, puede tapar varios defectos del Cerro Porteño, pero lo claro es que el Ciclón de Luis Zubeldía sigue en deuda en muchos aspectos, aunque vale reconocer, que por guapo y corajudo, ha tomado liderato del Grupo 1 de la Copa Libertadores.

La victoria al extremo ante el Defensor Sporting, produjo delirio, desahogo y felicidad enorme en campamento azulgrana, pero eso no debe tapar los grandes defectos que tiene Cerro desde que comenzó al era de Zubeldía.

Pero no todo es malo en el Azulgrana, por algo comenzó bien en la Copa, ante rivales directos por la clasificación a octavos de final. Estos partidos le sirvieron para radiografiar lo malo y fortalecer lo bueno.

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Lo positivo:

La sobriedad de Marcos Cáceres: El zaguero de 31 años fue figura en el superclásico y ratificó su gran momento este lunes en Copa. Demuestra una sobriedad notable, físicamente está un escalón encima del resto y retomó la confianza para sacar al equipo del fondo. Su velocidad salva a Pallas y su juego aéreo es imbatible combinado con el del uruguayo.

El empuje de Arzamendia: No tiene más de quince partidos en Primera, pero cuánto depende Cerro de sus proyecciones y empuje. Es la pieza clave, porque desde los costados, no tira centro, sino da habilitaciones aéreas a sus compañeros, específicamente a Churín, su compadre del área rival.

La vuelta del capitán: Rodrigo Rojas volvió a ser el de siempre. El corazón de Cerro. El Ciclón depende demasiado de su empuje, de su traslado y hasta de sus inventivas ocasionales. Ha mejorado mucho en cuanto a la marca y es un todoterreno que se devora el medio. Es el que le da la rebeldía necesario al equipo.

Churín, el apellido del gol: Si bien venía de una frustración grande en el superclásico, es el dueño del gol en Cerro Porteño. Se puso nuevamente la capa de superhéroe y recató a Cerro de la oscuridad a los 96 minutos. Es el que siempre está ahí, el que se muestra, el que pelea con todos los rivales, el que pivotea, el que pica para los pelotazos y el que siempre está ahí para definir. Churín es el jugador más importante que tiene el Ciclón hoy por hoy.

La hinchada: Fue clave en todo momento. Si bien el público azulgrana tiene un comportamiento peculiar en Copa, y ayer nuevamente transmitió por momentos nerviosismo, fue fundamental para presionar al rival y ni qué decir al árbitro, que terminó equivocándose grande en el último minuto, ya que el gol de Churín, fue en posición adelantada. Anular el gol iba a ser hervir y explotar una Olla llena nerviosismo e impaciencia.

Lo negativo:

Falta de ideas: Desde que comenzó el año, a Cerro le falta un conductor fijo, que maneje los tiempos, que frote la barita e invente algo que salga de la monotonía. El equipo solo depende de los empujones y el coraje de Rodrigo Rojas. Novick es el hombre indicado, pero hasta ahora ha alternado buenas y malas, nunca tuvo constancia.

Incomunicado en el fondo: En casi todos los partidos de este año, Cerro ha sufrido la descoordinación defensiva, de los zagueros o laterales, con el portero. La lentitud de Pallas y la ida constante de los laterales, obliga a que Silva salga rápido a cortar, pero el muy buen portero azulgrana, siempre ha quedado en la duda, por una comunicación poco fluida con sus zagueros.

Extremos apagados: Cerro no daña por los costados, si bien intenta mucho, tanto Cristian Insaurralde como Jorge Rojas, no son claros y últimamente casi no desbordan. El argentino abusa de la tranquilidad, ya confunde con la displicencia y siendo titular, ha rendido menos que como suplente. “Rojitas” no ha encontrado su estado de revolución, como tiene acostumbrado. Sus corridas son predecibles y le cuesta decidir bien en las cercanías del área rival.

Demasiados pelotazos: El equipo ha cambiado demasiado en unos meses. En la era de Leonel Álvarez, era casi obligatorio tener paciencia y aunque se abusaba de los toques, siempre se salía con triangulaciones a ras del piso. El nuevo Cerro, toca, toca hasta aburrirse con los zagueros y el arquero, para luego terminar tirando pelotazos, la mayoría de las veces sin sentido. Los extremos no se muestran, y los volantes, principalmente Aguilar, no se arriesga de más para salir con pases precisos por abajo.

A pesar de todo, el Ciclón lidera el Grupo 1 de la Copa Libertadores. Venció primero a un tibio Monagas y ahora a un vivo y luchador Defensor Sprting, que usó todas las mañas posibles. Zubeldía tiene tiempo para ir perfeccionando el equipo, de cara a la mayor desafío, que será Gremio, el actual campeón de América.

Etiquetas: #Cerro Porteño

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