David Gelles, Michael J. De La Merced, Peter Eavis y Andrew Ross Sorkin

Adam Neumann convirtió a WeWork en una de las empresas emergentes más valiosas del mundo, en buena parte gracias a la fuerza de su atractiva personalidad. Neumann persuadió a los inversionistas para que le dieran miles de millones de dólares y a los empleados para que creyeran que la empresa de oficinas compartidas estaba cambiando el mundo.

Esa misma mezcla de ambición e idealismo forzó la renuncia de Neumann como director ejecutivo después de una larga reunión del consejo de administración celebrada el 24 de setiembre. Neumann estaba bajo la presión de los consejeros y los inversionistas tras un intento fallido por hacer que la empresa, cuyos pasos eran observados de cerca por muchos, comenzara a cotizar en la bolsa. El anuncio marcó una caída veloz e impactante para Neumann, quien tenía un enorme control sobre WeWork y hablaba sobre la empresa con un entusiasmo misionario: dijo que la firma buscaba “elevar la consciencia del mundo”.

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En años recientes, WeWork se expandió a una velocidad vertiginosa, al montar espacios de oficinas compartidas en decenas de países y convertirse en el arrendatario comercial más grande de Manhattan. Apenas en enero, la firma atrajo una valuación privada de 47.000 millones de dólares, y algunos de los banqueros más importantes de Wall Street le comentaron a Neumann que su empresa podría valer mucho más una vez que sus acciones cotizaran en el mercado de valores.

ESCUDRIÑAR MODELO

Neumann, de 40 años, era el líder carismático de la empresa, un imponente israelí fiestero, de pelo largo y con una afición por las chaquetas de cuero y el tequila. Utilizó la firma para financiar sus proyectos personales, mantuvo un estilo de vida fastuoso, incluidos jets privados y casas de lujo. Además, Neumann era muy impulsivo: en alguna ocasión, prohibió la carne en la empresa, lo cual obligó a los ejecutivos a tener que inventar rápidamente una justificación.

Cuando llegó el momento de enlistar a WeWork en el mercado bursátil, todo esto demostró ser demasiado para los inversionistas institucionales que hacen o deshacen las fortunas de las empresas que cotizan en la bolsa. Después de que la firma presentó en agosto los documentos para su oferta ante la Comisión de Bolsa y Valores, los inversionistas comenzaron a escudriñar su modelo de negocio y el comportamiento de Neumann, y en poco tiempo las opiniones se volvieron en contra de WeWork.

La empresa decidió demorar su oferta después de que los banqueros e inversionistas señalaron que la empresa podía valer tan solo 15.000 millones de dólares. Ahora, con su renuncia como director ejecutivo, Neumann se une a un club vergonzoso que incluye a Travis Kalanick, quien fue despedido como director ejecutivo de Uber antes de que pudiera llevar a la empresa a cotizar en la Bolsa.

DOS EJECUTIVOS

“Gastar demasiado dinero demasiado pronto en modelos de negocios no probados solo intensifica el riesgo de que la carrera de una empresa por el dominio mundial pueda convertirse en una carrera hacia el olvido”, comentó Len Sherman, profesor adjunto de la Escuela de Negocios de Columbia y experto en iniciativa empresarial.

Neumann será el presidente no ejecutivo de la empresa matriz de WeWork, The We Company. WeWork nombró a dos ejecutivos actuales, Sebastian Gunningham y Artie Minson, como sus codirectores ejecutivos. La empresa realizará una búsqueda para encontrar un nuevo director ejecutivo permanente, de acuerdo con cuatro personas que pidieron permanecer en el anonimato para poder discutir un tema delicado.

Una vocera de WeWork, Gwen Rocco, mencionó en un comunicado por correo electrónico: “No hay una búsqueda en marcha para encontrar otro director ejecutivo ni planes para hacerlo”.

A final de cuentas, el mismo Neumann, quien controlaba una mayoría de los votos de los accionistas, fue quien decidió renunciar. Sin embargo, lo hizo después de perder el apoyo de algunos patrocinadores clave, como SoftBank, el gigante tecnológico de Japón, el cual es el inversionista externo más grande en WeWork.

El 22 de setiembre, Neumann se reunió con el presidente y director ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, y más tarde ese mismo día cenó con Bruce Dunlevie, socio en Benchmark Capital y consejero en The We Company, para discutir sus opciones. Luego, el 24 de septiembre, Neumann y su consejo de administración se reunieron en las oficinas de JPMorgan en Midtown Manhattan para determinar la reforma en la gerencia, de acuerdo con dos personas familiarizadas con la reunión.

En un comunicado, Neumann señaló que el escrutinio sobre su vida personal y su administración perjudicó a la empresa. “Desde el anuncio de nuestra OPI, ha caído demasiada atención sobre mí”, mencionó en una nota a los empleados que revisó The New York Times.

DEMASIADO CONTROL

La reforma gerencial es la medida más significativa que ha tomado la empresa para convencer a Wall Street después de la oferta pública inicial fallida, y es una señal de que el poder podría estar alejándose de los fundadores de los negocios de rápido crecimiento y dirigiéndose hacia los inversionistas. Otras empresas emergentes prometedoras, entre ellas las firmas de transporte particular Uber y Lyft, también han tenido problemas este año, y los precios de sus acciones han caído de una forma drástica desde sus debuts en los mercados accionarios.

“Los inversionistas percibieron la verdadera naturaleza de Lyft y también la de Uber”, comentó Matt Stoller, un investigador en Open Markets Institute, un centro de investigación en Washington. “Esta empresa simplemente ha sido rechazada. Los inversionistas están diciendo: ‘Ya no vamos a tolerar estas tonterías’”.

Una de las principales preocupaciones de los inversionistas había sido que Neumann ejercía demasiado control sobre la empresa mediante las acciones con derecho a votos especiales. Ahora, Neumann perderá buena parte de su poder sobre la firma.

Cada una de sus acciones especiales tendrá tres votos, en comparación con los veinte votos que tenían a inicios del 2019, de acuerdo con dos personas con conocimiento sobre el cambio, quienes no estaban autorizadas a divulgar la información. Neumann no podrá controlar más que a una minoría de los miembros del consejo de administración, y no podrá controlar ninguno de los comités del consejo de administración, según una de esas personas.

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