STEPHEN GROCER

Los temores de una recesión en Estados Unidos se han apaciguado y los inversionistas están tranquilos porque la Reserva Federal seguirá con su respaldo al crecimiento económico.

Sin embargo, aún hay señales de advertencia respecto a los fundamentos tambaleantes de la economía y, por lo tanto, del mercado bursátil. La última campanada de alarma es que los analistas de Wall Street están reduciendo sus pronósticos respecto de cuánto ganarán las grandes empresas en los meses por venir.

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A la mitad del primer trimestre de este año, los analistas esperan que las ganancias de las empresas en el S&P 500 bajen un 1,7 por ciento en comparación con el mismo periodo del año pasado, de acuerdo con datos de John Butters, analista sénior de utilidades en FactSet.

Es un revés dramático con respecto al inicio del 2019, cuando los mismos analistas predijeron que los ingresos corporativos aumentarían un 3,3 por ciento en comparación con el primer trimestre del 2018. Además, en octubre, antes de que los mercados bursátiles entraran en una espiral descendente a finales de año, los analistas habían anticipado que las utilidades del primer trimestre se dispararían un 6,6 por ciento.

NIVELES HISTÓRICOS DE IMPULSO

Las utilidades corporativas no son de ninguna manera una representación perfecta de la salud de la economía estadounidense, la más grande del mundo. Sin embargo, ejercen una gran influencia en la dirección de los mercados bursátiles.

En los primeros nueve meses del año pasado, por ejemplo, una explosión inesperada de ingresos de las empresas –un veinte por ciento superior a sus niveles anteriores– impulsó al S&P 500 a niveles históricos. Las nutridas utilidades permitieron que los inversionistas pasaran por alto la posibilidad de una guerra comercial entre Estados Unidos y China, así como una serie de datos que mostraban que las grandes economías extranjeras, entre ellas la de Japón y la de Alemania, estaban perdiendo fuerza.

Incluso en los últimos tres meses del 2018, mientras Estados Unidos parecía entrar derrapando en una recesión económica, las utilidades corporativas subieron más. Aún no todas las empresas han divulgado los resultados de su cuarto trimestre, pero se perfilan para ser un 13,3 por ciento más altos en comparación con el 2017.

No es poco común que los analistas reduzcan sus pronósticos de ingresos a lo largo del trimestre. Los ejecutivos corporativos ofrecen informes sobre el rendimiento de sus negocios, y los analistas utilizan una variedad de datos macroeconómicos para perfeccionar sus proyecciones de ganancias. A lo largo de la década pasada, los pronósticos de utilidades de los analistas se han reducido en promedio un 3,7 por ciento en el transcurso de un trimestre completo.

El 31 de diciembre, los analistas esperaban que las empresas en el S&P 500 ganaran, en promedio, 40,21 dólares por acción. Al día de hoy, ese estimado es de 37,95 dólares, una caída poco común del 5,6 por ciento, de acuerdo con FactSet.

Si los rendimientos de las empresas en el primer trimestre resultan ser tan débiles como lo esperan los analistas, Estados Unidos estará en camino hacia una recesión de ingresos –como la llama la comunidad financiera–, la cual ocurre cuando las utilidades corporativas se reducen durante dos trimestres consecutivos.

Cada vez parece más probable que esto suceda en la primera mitad de este año. Los analistas esperan que las ganancias aumenten tan solo un 1,2 por ciento en el segundo trimestre. Ese pronóstico podría disminuir, tal vez hacia territorio negativo, a medida que más empresas revelen sus resultados y los analistas actualicen sus modelos de pronósticos.

La última vez que el S&P 500 sufrió una recesión de ingresos fue en el 2015 y el 2016. La detonaron en buena parte los tambaleantes precios del petróleo, los cuales erosionaron las ganancias de las empresas energéticas. Durante ese período, se paralizó una racha de seis años de recuperación del mercado bursátil, y en dos ocasiones el S&P 500 cayó más de un diez por ciento.

Se esperaba que este año las ganancias corporativas enfrentaran una difícil comparación con el 2018. La combinación de una economía sólida de Estados Unidos con la reciente reducción de las tasas impositivas corporativas provocó que las ganancias subieran más de un veinte por ciento.

No obstante, las utilidades están ahora bajo presión en muchos frentes, y ya no hay posibilidad de una nueva reducción fiscal para amortiguar el golpe: un mal augurio para el mercado bursátil, si no es que también para la economía en términos más generales. Los costos cada vez más elevados y una economía mundial en desaceleración, en particular la de China, han causado que muchas de las empresas en el S&P 500 reduzcan sus perspectivas de utilidades para el 2019.

Tal es el caso de las empresas tecnológicas en particular. Los analistas esperan que reporten un declive de casi un diez por ciento en las ganancias del primer trimestre, la caída más fuerte de cualquier sector en el S&P 500.

Buena parte de la culpa del revés en la fortuna del sector tecnológico es de Apple. A principios de enero, la empresa advirtió que estaba percibiendo una reducción en la demanda de nuevos iPhone en China. Cuando reportó sus ingresos, Apple señaló que esperaba ventas de entre 55.000 millones y 59.000 millones de dólares en el trimestre actual, un estimado menor a las expectativas de los analistas de 59.000 millones de dólares.

Desde finales del año pasado, los analistas han reducido casi un diecinueve por ciento sus cálculos de las ganancias de Apple en los primeros tres meses del año.

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