JEFF SOMMER

Netflix, el gigante de la emisión de video en continuo, está creciendo a una velocidad sorprendente. Y, si ignoramos el hecho de que pidió miles de millones de dólares para financiar ese crecimiento, la empresa está viviendo una clásica historia de éxito.

La capacidad que tiene para expandir su audiencia a nivel mundial es en verdad impresionante. Las últimas cifras muestran que Netflix obtuvo más de seis millones de suscripciones pagadas en todo el mundo en los tres meses de julio a septiembre: alrededor de 66.000 suscriptores más por día, lo que llevó su total a más de 130 millones.

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El extraordinario crecimiento de Netflix ha alterado el panorama mediático y embelesado al mercado bursátil. En palabras de mi colega Edmund Lee, el desafío que representa Netflix ha servido para motivar –si no es que ha provocado por completo– una serie de fusiones, adquisiciones y realineamientos entre empresas gigantescas. Disney y Fox, AT&T y Time Warner, Comcast, Amazon, Apple, Google y más: todas tuvieron que responder, muchas lo hicieron incrementando su propio gasto en televisión y video.

Wall Street ha acogido a Netflix como una de las FAANG: las siglas para referirse a Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google (esta última cotiza como Alphabet). Los titanes de la tecnología impulsaron enormes ganancias para los inversionistas durante una buena parte de este año.

Con el éxito estridente que tuvo Netflix al forjar –y, hasta ahora, dominar– el mercado global de la emisión de video en continuo, podría sonar grosero albergar dudas.

No obstante, Netflix representa un problema difícil para los inversionistas. Todas esas películas y programas de televisión son caros y, para poder lograr su expansión explosiva, la empresa ha gastado más rápido de lo que ha recibido efectivo… y espera seguirlo haciendo durante años. Netflix ha construido su negocio sobre una montaña de deuda de alto rendimiento.

A pesar de esto, el consenso en Wall Street es optimista. La empresa predice que, en unos pocos años, los costos comenzarán a crecer más lento que los ingresos. Este mes, en una conferencia telefónica, David Wells, el director financiero de la empresa, proyectó “mejoras concretas” en el 2020. “Seguimos creyendo que pasarán algunos años para lograr el punto de equilibrio”, comentó Wells. En buena medida, Wall Street ha aceptado este pronóstico, a la espera de que en algún momento Netflix no necesite pedir dinero para pagar sus cuentas y las ganancias crezcan.

Sin embargo, no todo el mundo ha sido persuadido.

“Los fundamentos del modelo de negocio que tiene Netflix parecen insostenibles”, comentó Aswath Damodaran, un profesor de finanzas de la Universidad de Nueva York que ha examinado de cerca los números de la empresa. “No veo cómo pueda funcionar”.

Con el aumento de la competencia que merodea el sector de la emisión de video en continuo, Netflix debe seguir gastando sumas enormes en contenido y mercadotecnia, afirma Damodaran. Si deja de gastar, señaló, es probable que pierda una gran parte de su preciada audiencia.

“Claro, la empresa está creciendo a una gran velocidad”, comentó Damodaran. “Tiene una cantidad increíble de películas y programas de televisión nuevos. Para el consumidor, eso es genial. Pero para un inversionista, es otro cuento: mientras más crezca Netflix, más crecen sus costos y más dinero consume. No estoy seguro de cómo podrá revertir esa situación”.

Damodaran publicó en su blog un modelo de valuación para Netflix, a manera de herramienta de aprendizaje. Su modelo se basa en un método directo y bien establecido: el enfoque del flujo de efectivo descontado que usan los analistas de inversiones en todo el mundo. A solicitud mía, Damodaran insertó las últimas cifras de la empresa en ese modelo para calcular el probable valor real de las acciones de Netflix. Los resultados fueron sorprendentes.

Según sus cálculos, como una inversión seria, vale la pena comprar las acciones de la empresa a tan solo 177 dólares. No obstante, a últimas fechas, Netflix ha cotizado sus acciones a 310 dólares, después de superar los 400 dólares a inicios de este año.

En pocas palabras, el problema es la disparidad entre el dinero que ingresa y el que sale, así como la conjetura de Damodaran sobre la continuidad del alza en los costos de Netflix para seguir creciendo.

El estado del flujo de caja de Netflix indica que, en los doce meses previos a octubre, gastó 11.700 millones de dólares en nuevo contenido. Sin embargo, su declaración de renta indica que los ingresos totales fueron 14.900 millones de dólares, lo cual deja tan solo unos 3.200 millones de dólares para pagar mercadotecnia y el resto de sus operaciones. Eso no bastaba para administrar el negocio, así que la empresa pidió dinero prestado.

El lunes, Netflix anunció que tenía la intención de pedir más, vendiendo 2.000 millones de dólares en bonos, una cantidad por debajo del grado de inversión, según las agencias calificadoras. Esto se suma a la deuda de 8.300 millones de dólares de grado especulativo que ya aparece en su balance. Lo más probable es que la empresa siga pidiendo prestado mientras gaste efectivo más rápido de lo que sus millones de suscriptores envían dinero.

Damodaran no es el único escéptico respecto de Netflix. En una nota que envió a inversionistas el 17 de octubre, Michael Nathanson, analista sénior de MoffettNathanson, mencionó que el precio de las acciones de la empresa era incomprensible, y que estimaba que un nivel más realista rondaba los 210 dólares.

De manera similar, Michael Pachter, director de análisis bursátil en Wedbush Securities y uno de los críticos de la empresa desde hace tiempo, señaló que esperaba que Netflix continuara con dificultades para ajustar los costos y el flujo de caja debido a la competencia creciente en el sector de la emisión de video en continuo y ante la posibilidad de perder películas y programas de televisión que controlan sus competidores.

COMPETIDORES DE PESO

Disney y Time Warner (las firmas propietarias de HBO) están renovando sus ofertas. Además, Hulu (propiedad conjunta de Disney y Comcast), Apple, Amazon y Google (la dueña de YouTube) ahora son adversarios importantes, aseguró Pachter. En su estimado, cada una de las acciones de Netflix vale solo unos 150 dólares.

Si Netflix cayera cerca de ese nivel –y perdiera una devastadora mitad de su valor de mercado–, las corporaciones con las que compite podrían impulsarse con sus propias ofertas de emisión en continuo. Sin embargo, no causaría ninguna sorpresa que algunas de ellas –la entidad de AT&T-Time Warner que se acaba de fusionar, por ejemplo– se preguntaran si sus propios matrimonios valen la pena sin la influencia no deseada de Netflix.

¿Qué tan preocupado debería estar el mercado bursátil por Netflix? Ha ignorado problemas similares la mayor parte de este año: del 1 de enero al 9 de julio, las acciones de Netflix pagaron un asombroso 118 por ciento.

No obstante, desde el 9 de julio, las acciones del sector tecnológico han caído y Netflix ha recibido los golpes. A pesar de unos incrementos breves, el precio de sus acciones se ha desplomado más de un 25 por ciento desde ese máximo.

Los ejecutivos de Netflix aseguran que están construyendo su negocio a largo plazo. El año pasado, Reed Hastings, uno de los cofundadores de la empresa y su director ejecutivo, señaló que la competencia tradicional no le preocupaba. Netflix era tan cautivador que su principal adversario era el sueño, según Hastings.

“Encuentras un programa o una película que te mueres por ver, y terminas desvelándote, así que en realidad competimos con el sueño”, expresó. “¡Y estamos ganando!”.

En la última teleconferencia con sus inversionistas, Hastings dijo que las empresas adineradas, como Disney, AT&T y Google, eran una competencia real. “Algún día habrá competencia por la cuota de cartera; no somos ingenuos en cuanto a ese tema”, mencionó. “Pero es una posibilidad todavía muy lejana según lo que hemos visto”.

De acuerdo con Hastings, Netflix necesita seguir “concentrada en nuestros fundamentos”: ofrecer entretenimiento cautivador a los espectadores y brindarlo de formas innovadoras.

Sin embargo, eso le costará mucho dinero a la empresa. Para los consumidores, esto podría no ser ningún problema. Netflix ya ha hecho que el entretenimiento en video sea mucho más abundante y diverso de lo que era apenas unos años atrás y, con las otras empresas en la batalla, lo más probable es que la cornucopia de opciones se vuelva aún más vasta.

No obstante, ¿eso hace que las acciones de Netflix sean grandiosas? Tal vez haya que prestar más atención a los números.

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