Por Michael J. De La Merced

La oferta pública inicial más grande del mundo está en un hiato. El gasto que iba a posibilitar tal vez no vaya a ocurrir. Arabia Saudita planeó llevar a su gigantesca petrolera, Saudi Aramco, a los mercados públicos. En teoría, iba a ser el eje de una grandiosa visión económica, la cual generaría miles de millones de dólares para pagar el largo plazo de la economía del reino, incluidas enormes inversiones en tecnología.

Ahora se pospuso y esto provoca que haya una gran escasez de financiamiento. Sin embargo, Arabia Saudita está en busca de transacciones alternativas que podrían garantizar que sus sueños no queden destrozados:

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— Saudi Aramco está en conversaciones para comprar una gran participación en Sabic, una empresa de químicos que cotiza en la bolsa. El accionista controlante de Sabic es el fondo soberano de inversión de Arabia Saudita, el Fondo de Inversión Pública. Aunque no queda claro el tamaño de la adquisición potencial, la información en los medios señala que podría ser de hasta 70.000 millones de dólares.

— El Fondo de Inversión Pública está en conversaciones para recaudar 11.000 millones de dólares en préstamos bancarios de acreditantes internacionales, según The Financial Times. Sería la primera vez en que el fondo soberano de inversión pide dinero prestado.

— Saudi Aramco aún podría vender una participación propia. Supuestamente, hubo grandes empresas en China y Rusia que en el pasado expresaron interés por una inversión. No queda claro cuánto recaudaría una venta, pero lo más probable es que ascienda hasta los miles de millones de dólares.

El gobierno saudita planeaba vender cerca del cinco por ciento de Saudi Aramco en los mercados bursátiles públicos. Si el gigante petrolero hubiera podido generar una valoración de dos billones de dólares –y ha habido escepticismo sobre esa cifra–, el reino habría recibido cerca de 100.000 millones de dólares.

Si es que llegan a concretarse, las tres medidas nuevas podrían generar casi la misma cantidad que habría producido la OPI de Saudi Aramco. El gobierno saudita entonces tendría el poder financiero para buscar importantes metas económicas, conocidas en conjunto como Visión 2030.

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