Últimamente he estado haciendo memorias sobre mi adolescencia y mi veintena de años, cuando apenas era un joven egresado. Como cualquier chico, tenía muchísimos sueños por cumplir, algunos no lograron concretarse, otros sí. Sé que ahora los tiempos han cambiado, y justo por eso me atrevo a escribir estas líneas a la nueva generación.

A ellos quisiera dedicarles algunas palabras, justo porque me reconozco en muchos de estos jóvenes impetuosos con los que he tenido el gusto de conversar sobre sus proyectos personales.

Sé que seguramente sienten muchísima presión encima por graduarse, por conseguir un buen empleo en un mundo donde la crisis económica es el pan nuestro de todos los días, donde les tocará vivir las consecuencias de un cambio climático propiciado por quienes les antecedimos.

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Van a navegar en un mar de incertidumbres y miedos, habrá momentos en los que no sabrán qué camino tomar, y donde probablemente ni siquiera cuenten con un asidero financiero.

No obstante, hay algo que pueden comenzar a hacer por ustedes desde ya: construir hábitos de vida, poco a poco, porque siempre es mejor hacer algo que no hacer nada por cambiar.

Una de esas cosas en las que deberás trabajar es en el desarrollo de una visión de salud que sea holística. La mayoría de las veces pensamos que lo único que puede quebrantarse es nuestro cuerpo físico, cuando justamente son los síntomas los que nos hablan de procesos que pueden estar ocurriendo desde hace tiempo a nivel mental, espiritual, incluso en nuestra economía.

Presten atención a esos puntos de sus vidas en los que saben que puede haber alguna coyuntura, discrepancia o en los que simplemente no estén prestando la suficiente atención.

Por ejemplo, salir a caminar media hora uno o dos días a la semana, en vez de comenzar con un horario estricto que a la larga puedan abandonar o ahorrar unas cuantas monedas que te vayan quedando, y mirar a fin de mes cuánto han reunido.

Son los hábitos los que nos construyen, pero muchos están arraigados en nosotros, y en nuestro empeño por arrancarlos de cuajo, puede que no iniciemos jamás. Para ti, joven, que estás iniciando tu vida… No necesitas dar un giro crucial de 180° grados ahora.

Haz pequeños cambios, que sean sostenibles en el tiempo, y verás que llegarás lejos.

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