• Por Jorge Torres Romero
  • Columnista

“…el campo calienta los motores de sus tractores”. Esta frase metió Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción, en un comunicado el pasado martes 15 de marzo, en pleno bloqueo de rutas por parte de los camioneros transportadores de soja y granos.

Esta amenaza del “tractorazo”, sumada a los bloqueos en las rutas y la marcha campesina, hace temblar a los gobiernos débiles como este. Pero, ese mensaje de que “el campo calienta los motores…” formó parte de una estrategia perfectamente diseñada en contubernio con los fleteros.

De muchas cosas podemos acusar y con justa razón al debilitado gobierno de Mario Abdo, pero menos de la suba del precio del combustible que es un fenómeno internacional.

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Los transportadores de soja establecen sus precios con antelación a la zafra y la inesperada suba del precio del combustible les hizo replantear un ajuste necesario para mejorar sus márgenes de ganancias.

Los productores debieron ajustar ese precio; sin embargo, se negaron a hacerlo y decidieron trasladar esa responsabilidad al Estado; es decir, a todos los paraguayos.

Héctor Cristaldo, principal referente y vocero de los sojeros, siempre tuvo una línea crítica, dura cuando sectores de la izquierda le recuerdan que están flojos en cargas impositivas. Cristaldo siempre trató a los campesinos como la “zurda piquetera” y, sin embargo, ahora, cuando están en juego sus intereses, se convierten en eso mismo que tanto han criticado, al punto que están destruyendo el modelo país que nos mantuvo durante 60 años en una estabilidad que nunca pudo tener la Argentina ni Venezuela. Ahora, el sojero está empujando al Paraguay al abismo y hará que cambiemos nuestra forma de vida.

Este gobierno débil no estaba en condiciones de aguantar una semana más de bloqueos y que los camioneros se junten con los campesinos porque le tumbaban. Entonces, se bajaron los pantalones ante el chantaje y la presión; sacaron una ley que solo beneficia a los que más tienen y a un costo altísimo que podría generar un descalabro macroeconómico difícil de enderezar.

El subsidio a dos tipos de combustible (diésel tipo III y nafta 93 octanos) beneficia a los agroexportadores, no bajará el precio del pasaje que sí beneficia al que menos tiene y generará nuevos ricos: los más de 200 empresarios dueños de las estaciones de Petropar.

A esto se suma que Paraguay hasta podría subsidiar al fletero de soja del Brasil, porque quién podrá evitar que camiones cisterna no lleven combustible al vecino país, donde hoy ya existe una diferencia de precios de G. 2.600 o que los estacioneros paraguayos de otros emblemas, en forma clandestina, carguen en sus tanques los combustibles subsidiados de Petropar y los vendan a precios de mercado.

Ahora le tomaron el gusto a los subsidios y más que nunca hay que exigir transparencia a la petrolera estatal. Hoy le subsidiamos a los agroexportadores, mañana vendrán por los precios de la canasta básica y así entramos a un círculo vicioso del que tal vez ya no tengamos retorno. La patria sojera está de parabienes. Pero, que no se sorprendan que mañana alguien presente de vuelta un proyecto de aumento de impuestos para la soja a fin de subsidiar justamente el combustible. Cristaldo se disparó al pie. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

Etiquetas: #patria#sojera

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