• Por Jorge Torres Romero
  • Periodista

Con el certificado de defunción del juicio político en mano, sellado en la última reunión de los diputados colorados en la residencia del ex presidente Horacio Cartes, este gobierno vuelve a tener un respiro para continuar.

Seríamos muy pretensiosos si esperamos algún cambio radical o un golpe de timón en la conducción, porque si en un año no lo hicieron, teniendo todas las condiciones para hacerlo, por qué lo harían ahora. Pero como decía el economista César Barreto, por lo menos generen estabilidad para que la economía fluya y no terminen jodiendo a la gente.

El gobierno de Mario Abdo adolece de lo más básico: una hoja de ruta. Esto se evidenció con la firma del acta bilateral del 24 de mayo. Nos sentamos a negociar sin siquiera saber con claridad lo que queríamos y así nos fue.

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La famosa comisión asesora, conformada por referentes de distintos sectores, muchos de ellos honorables en serio, tiene mucho que aportar, pero hasta ahora se desconoce cuál será la postura de Paraguay, qué se pretende lograr y menos aún, la estrategia para negociar con Brasil. Queda la sensación de que el anuncio de la creación de esta comisión fue más bien un efecto mediático que otra cosa.

Mario Abdo reconoció el viernes en San Pedro, alejado ya de su habitual soberbia, que “nadie quiere formar parte de un gobierno que podría irse en una semana”. Es obvio, cuando el equipo está perdiendo el partido por goleada nadie pide ingresar al campo de juego. El problema no es que el propuesto para ministro se niegue a asumir el cargo por una semana, el problema es que no quiere formar parte de un gobierno sin rumbo.

Los cambios que se dieron en el gabinete fueron por la crisis del “acuerdo secreto”, no como señal de levantar ese rechazo ciudadano del 80% sobre la actual gestión. Esta percepción va a continuar si solo se anuncian cambios de hombres o enroques. El país necesita anuncio de planes, proyectos ejecutables y tangibles.

Tampoco se trata de una cuestión comunicacional, sino de gestión. Todavía está a tiempo este gobierno para reaccionar. Esta unidad entre los colorados, que no entiendo por qué sorprende y escandaliza, es natural, siempre y cuando lo pactado apunte a lograr gobernabilidad y no impunidad. Es la unidad que se tuvo que haber dado al inicio de este gobierno el año pasado. Eso fue lo que prometieron cuando se paseaban de la mano pidiendo votos para conquistar el poder.

La cogestión entre los Añetete y Honor Colorado tiene que encaminarse a apuntalar proyectos beneficiosos para el país, y no para la repartija de cargos y zoquetes. Podrían empezar por trabajar y diseñar un presupuesto general austero para el 2020, por ejemplo.

Esta sería una señal auspiciosa, ya que el mayor error cometido en los últimos 15 años fue la mala asignación de los recursos públicos, por lo que en una situación como la que estamos, al borde de la recesión, la austeridad es una señal importante.

Esta es una semana clave para sepultar en Diputados el juicio político y devolverle al país, así como pregonan los economistas, tranquilidad institucional para que por lo menos cerremos el año lo menos golpeados posible. El Paraguay ya no aguanta más crisis políticas.

Estos son los bueyes con los que tenemos que arar. A muchos no nos gustan ni agradan, pero son los que eligieron en las urnas, y en donde próximamente tendremos que elegir de vuelta y ojalá ya con la lección aprendida; improvisados, soberbios y tercos, nunca más. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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