En economía, la realidad se impone a la fantasía. Es algo que se enseña muy rápidamente. Y se aprende en la mayoría de los casos. Hay excepciones. Paraguay es un ejemplo. Si en el manejo de la política económica nos hubiéramos guiado por las fantasías de los políticos y de la prensa, estaríamos en la bancarrota. Y por respeto digo fantasías y no locuras. Tenemos ahora el gran desafío de cambiar nuestro sistema de pago de impuestos. Y lo hacemos atacando, buscando el castigo, la revancha, la maldición sobre un sector, fantaseando con lo bueno, lo justo, lo ideal. Pero miramos solo la fuente de ingresos. Hablamos hasta el hartazgo del gasto, pero en realidad, lo protegemos. Los números que acompañan el artículo revelan claramente que hay una realidad delicada. Que requiere trabajo en equipo apuntando solo al interés nacional. “Houston”, tenemos un problema.

Enero nos trajo datos no favorables en las cuentas del Gobierno. Por segundo mes consecutivo bajó la recaudación de impuestos y viene creciendo anualizadamente al ritmo del 4,7%, lo más bajo desde agosto del 2017. Se invirtieron 19,2 millones de dólares (31,5 millones en enero del 2018), y en dicho total el MOPC invirtió 11 millones de dólares, por debajo de los 21 millones de dólares de enero del 2018. Y la recaudación de impuestos fue de 305,5 millones de dólares. La desaceleración de la economía es una realidad y lo siente muy crudamente Aduanas, el pilar de los ingresos fiscales, que después de 26 meses de superávit, tuvo que rendirse por el bajón de consumo y el difícil marco regional. Y preocupa un déficit fiscal que cumple el tope legal, pero en una economía que se agrandó 30%. En este escenario complicado, tocar impuestos sin antes disciplinar legalmente gasto y endeudamiento, es crear arena movediza y soñar con vivir mejor cómodamente instalados sobre millones de granitos.

Desde mediados del 2017 se nos fue nuevamente la mano en la suba de sueldos a los funcionarios (empleados) públicos. Veníamos muy bien después de la terrible herencia del 2012/2013. Se hizo el ajuste, nadie lo comprendió ni lo apoyó, pero se frenó. Vino la calentura electoral y el canibalismo político del que todavía no podemos blindarnos legalmente y el oficialismo de hoy (gobierno y oposición) amenazaron con tirar la casa por la ventana. Y se hicieron concesiones.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

El año pasado la recaudación de impuestos mejoró 176,5 millones de dólares y el pago de salarios “mejoró” 203,5 millones. Ocurrirá lo mismo este año y sería peor con la frenada y el bajón en la recaudación de 83 millones de dólares en dos meses (diciembre-enero) por la desaceleración de la economía que viene desde junio. Poner topes, reformar la ley de responsabilidad fiscal (tope máximo del 1,2%), ley de gestión de deuda con tope al endeudamiento, y después, mucho después, tocar los impuestos. Somos paraguayos, no Noruegos. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

Dejanos tu comentario