Existen canciones que “se nos pegan”, otras que nunca se nos olvidan, y otras que nos transportan en el tiempo a momentos que parecen nunca haber pasado. No es casualidad, el cerebro tiene mecanismos para que una canción produzca eventos neuroquímicos que consigan estos efectos, y en las líneas que siguen trataré de resumir algunas de estas acciones.

Hay músicas que nos relajan y nos inducen un estado de placentero descanso. Y eso es porque la música no solo actúa en las zonas encargadas de la audición, situadas en la corteza de los lóbulos temporales, sino que lo hace literalmente de manera más profunda, en las zonas que controlan las emociones, ese combustible cerebral que nos diferencia de los demás seres de la tierra. Estudios hechos con los últimos resonadores magnéticos funcionales (aparatos que permiten “ver” al cerebro funcionando para determinar qué zonas consumen más glucosa que otras, es decir, qué regiones “trabajan más”) demostraron que un tema musical específico es el más relajante jamás creado: se llama Weigthless de Marconi Union, y lo pueden oír gratuitamente en YouTube. Eso sí, no lo hagan mientras manejen o trabajen, ya que sus cerebros oirán en esta música un ritmo que de a poco se irá enlenteciendo de manera que el ritmo cardiaco se asocia bajando las pulsaciones, y una melodía absolutamente ausente, lo que hace que el cerebro no haga funcionar el mecanismo “de anticipación” que fomenta el estado de alerta.

Muy por el contrario, en el año 2017 el mundo cayó a los pies del superhit “Despacito” de Luis Fonsi y Daddy Yankee. Nadie entendía por qué todos la tarareábamos, sin importar si éramos lactantes, balbuceantes o ancianos sin ningún gusto por la música latina de ese estilo. Y en aquel entonces analicé en mi blog personal “Cerebra La Vida” (cerebralavida.blogspot.com del mismo nombre que mi primer libro) la razón de por qué esa música entró literalmente tan fuerte en el cerebro de la gente. Haciendo corto el extenso artículo que escribiera entonces, les cuento que “Despacito” fue creada con una base melódica simple con no más de cinco notas, con una base rítmica repetitiva que refuerza la melodía simple, lo que en Neurociencias llamamos un “gusano auditivo” o “earworm”: cuando una melodía se “instala” y “hackea” el sistema de memoria inmediata del cerebro (el cual debería vaciarse en cada momento para utilizarse con cosas nuevas) y lo “coloniza”, de ahí que la repitamos constantemente “no me puedo sacar esa música de la cabeza” u “hoy amanecí con esa música”). Pero por sobre todo, “Despacito” fue hit por un sorprendente hecho: presenta lo que se dio en llamar “Ritmo roto”: el secreto está en el fraseo del estribillo, que rompe el ritmo de la canción. Más precisamente en la manera en la que Luis Fonsi pronuncia por primera vez “Deees-paaa-cito”. En se preciso instante, la canción sale de su tempo, se rompe la métrica musical. Ese desfase es, quizás, la “magia” detrás del éxito. Produce un efecto cerebral estimulante del centro de la recompensa solamente utilizando el recurso de romper el ritmo en la parada del primer estribillo, sin entrar como lo haría normalmente de seguir la métrica rítmica en el llamado “punto 1” del siguiente compás, sino en un punto “random”, o sea, aparentemente aleatorio. Esto, que solamente se produce en el primer estribillo, ya no se repite en toda la canción, pero es más que suficiente para que la música quede “impregnada” en el cerebro. La forma en la que Fonsi silabea el “Deees...paaa... cito...” es una genialidad y es el verdadero gancho cerebral del tema. Y también hace que Fonsi no la pueda cantar en vivo sino en playback.

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Hoy en día, la industria de la música se vale de las Neurociencias para saber qué hit va a “pegar”, y lo hace estudiando la estimulación sobre el circuito de recompensa cerebral, en los llamados núcleos accumbens y la corteza orbitofrontal, al igual que lo hacen (como lo vimos la semana pasada) una buena comida, el chocolate, los dulces o... las drogas. También el Neuromarketing nos cuenta qué tipo de música poner en los diferentes lugares donde se venden cosas: si estás en un supermercado la música debe ser alegre y rítmica, si estás en un lugar donde se come debe ser chill e instrumental, y si es un pub donde se desea que se consuma más alcohol, deben predominar los ritmos fuertes y potentes. No es casualidad que en un restaurante suene “Café del Mar” y en el pub revienten The Killers:... todo tiene una razón cerebral.

Para terminar este sábado y dejarte ir a oír buena música, te sugiero que escuches el top ten de las músicas pop más felices de la historia que te dejo al final del artículo. Todas tienen un ritmo de 150 beats por segundo y letras con contenido positivo.

Escucha estas músicas para estar DE LA CABEZA, y nos vemos el siguiente sábado.

- Don’t stop me now - Queen.

- Dancing Queen - ABBA.

- Uptown girl - Billy Joel.

- I’am a believer - The Monkees.

- Girls just wanna have fun - Cyndi Lauper

- Livin’ on a prayer - Bon Jovi.

- I will survive - Gloria Gaynor

- I’m walking on sunshine - Katrina and the Waves.

- Shinny happy people - REM

- Three little birds - Bob Marley

(y personalmente le agrego, Happy de Pharrell Williams).

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