• Por Felipe Goroso S.
  • Analista
  • Twitter: @FelipeGoroso

De un tiempo a esta parte vengo siguiendo con atención cómo un importante sector del conservadurismo paraguayo ha tomado nuevos bríos. Se está dando como un rearmado casi natural no concentrado en un partido político en particular. De hecho, creo que es un fenómeno que supera a cualquiera de los partidos o movimientos internos; aunque ellos mantengan una feroz disputa por este segmento electoral, no están haciendo absolutamente nada para efectivamente captarlo y enamorarlo.

El segmento electoral que respondería a lo que en otros países se conoce como conservadurismo, o lo que más recientemente Steve Bannon identificó como “populismo de centro derecha, conservador y nacionalista”. Y a propósito voy a hacer el esfuerzo de no nombrar algunos ejemplos que les faciliten la tarea de personificación. Búsquenlos ustedes.

Ahora volvamos a Paraguay. Que el conservadurismo predomina en un mayoritario segmento del electorado paraguayo no es ninguna novedad, la última campaña electoral fue una muestra más de lo que les digo. El punto que quiero plantearles es: ¿todas esas fuerzas políticas y ciudadanas que navegan tratando de conquistar a esa fracción electoral son conscientes del esfuerzo que van a tener que hacer en cuanto a estrategias y tácticas para lograr la tan necesaria diferenciación sobre las otras que están compitiendo por el mismo segmento? Por lo que se ve a simple vista, no están teniendo en cuenta este importante detalle. Dicho en sencillo: cuando hay sobreabundancia de una misma oferta se deben extremar recursos en cuanto a la creatividad para lograr una diferenciación y generar empatía, identidad y sentido de pertenencia; todo esto para intentar [aún no garantiza] que el público les entregue el bien más preciado: su voto.

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¿Cuántas ofertas electorales resiste el segmento conservador paraguayo? ¿Por qué debería de votarse a uno u otro si todos ofrecen más o menos lo mismo? ¿Están pensando en aquello que los diferencie y haga volcar la balanza? ¿Vamos a tener a una fuerza que prevalezca sobre las demás o se verá una hiperfragmentación del voto conservador que terminará beneficiando al progresismo u otro sector más amorfo? ¿Están los partidos políticos asumiendo todo el trabajo que se necesita para lograr concentrar ese segmento o en realidad no están ni ahí en este tema? Me surgen más preguntas y algunos me dirán que las elecciones más próximas son las municipales, que tienen otra lógica, o que el Paraguay es el cementerio de todas las teorías e ideologías; y las internas partidarias donde el debate ideológico está ausente hace varias elecciones, que es muy pronto para hablar de esto.

Mi respuesta a todos ellos es sumamente catedrática y académica: nangana, señores. Si nos va como nos va es porque siempre dejamos todo para última hora y no planteamos debates de fondo y estratégicos. Necesitamos aportarle a esa mala palabra que empieza con p y termina con a que es la política, otra muy mala palabra que empieza con p y termina con o: profesionalismo. De lo contrario, no será diferente a lo que ya se tiene.

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