• Por Eduardo “Pipó” Dios
  • Columnista

Los periodistas somos una de las especies más arrogantes de la naturaleza, creemos que somos la elite pensante, que les enseñamos a ustedes, los oyentes-lectores-televidentes, qué y cómo pensar, y que, generosamente, les damos servidas las opiniones y les indicamos por quién y dónde votar.

Es parte de una falsa creencia, nuestra, que usted está esperando, ahí como una fiel criatura ansiosa, recibir la luz de nuestra inmensa sabiduría.

No… ni en pedo, usted es más vivo que nosotros, es más inteligente, nos deja decir las pavadas y agarra lo que le conviene y le gusta. Así de fácil, al menos una gran mayoría, aunque supongo habrá una minoría medio floja que prefiere consumir las cosas digeridas para no esforzarse.

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Basados en esa creencia falaz y tonta, muchos colegas piensan que usted es medio pavote y le quieren vender cualquier verdura, a veces porque ellos creen eso y muchas veces porque cobran para tratar de convencerlo a usted de esas cosas.

No sería tan jodido, o sí, si los propios periodistas no nos convenciéramos de que usted se tragó toda la cháchara que le metimos a través de los medios tradicionales o las redes sociales.

Tan convencidos están algunos colegas, que usted es un soldado de su causa, que cuando chocan contra encuestas o, peor aún, resultados electorales, adversos al verso que anduvo vendiendo y sobre todo a los candidatos que anduvo apoyando, entra en un espiral histérico donde termina tratándolos a todos de una masa ignorante, que merece los gobernantes de miércoles que, en su inmensa ignorancia, tuvo el atrevimiento de elegir.

Estamos ya acostumbrados a ver que la línea editorial de ciertos medios es una especie de trabajo de demolición, se pasan años golpeando diariamente a sus rivales, sea con campañas personalizadas contra determinados candidatos o funcionarios o contra un partido o movimiento.

A una semana, o menos, de saber la verdad verdadera, me arriesgo a sostener que el chasco que se van a llevar estos colegas y sus jefes será de marca mayor. Ningunear al encuestador que acierta siempre porque no te sirve lo que dice, tampoco será de ayuda, es simplemente negar una realidad. Deberíamos todos tomar un baño de humildad después del domingo y reconocer que nuestra burbujita akane, donde lo que sentenciamos en el Twitter, a las 2 AM medio dormido debe ser tomado como las sagradas escrituras. Pero no… vamos a seguir en nuestra burbuja, total es cómoda y divertida, no exige mucho y nos hace sentir lo que no somos. Nos vemos el próximo martes, con el diario del lunes es más seguro opinar.

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