• Por Antonio Carmona
  • Periodista

Me refiero a la significación de kilombo, quilombo, según la Academia, para tener un parámetro, de gran arraigo popular en nuestra América Meridional: prostíbulo, desorden, gresca.

Sin ir lejos en las reminiscencias sonoras africanas, es decir, al popular prostíbulo o al no menos de despelote, que es nuestro término regional más cercano a barullo… gresca, desorden, o al que le da origen, según diccionarios afroamericanos, que nos remontan a territorios donde se refugiaban los negros fugitivos, formando pueblos, a los que se sumaban indígenas y europeos y criollos que se fugaban de la justicia o de la explotación en tiempos no tan remotos, formando sociedades sin ley, kilomberas en las que se presupone, por falta de leyes y autoridades, en fin, cierto orden, reinaba el caos. No entraré a discutir el prejuicio sobre estos experimentos mucho más rusonianos, deduzco, que las excesivamente regladas y disciplinadas reducciones.

No es casual, sin duda, ni puede parecer extraño que el uso del término sea tan extendido y multiplicado en significaciones, todas dentro de la práctica del libertinaje, en nuestra región y muy especialmente en nuestro país.

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Sea o no de origen africano, no podemos dudar que el arraigo regional no es gratuito, ni mucho menos. Nos viene como anillo al dedo, tanto que ya hemos dejado pequeño el kilombete a lo yma, como en los orígenes afro-criollo-iberoamericanos, hasta perfeccionarlo a extremos increíbles; de lo que el ejemplo modelo puede ser el Congreso, perfeccionado hasta tal grado que el kilombo no es por falta de leyes ni de autoridades: abundan las unas y las otras, aunque más habría que usar la expresión del vernáculo: hembypa, sobra todo.

Tenemos Corte, Constitución, Justicia Electoral, ley, código, normas… ereeréa… … en fin, todas las normas habidas en un orden social de derecho… y, sin embargo, reina el kilombete que se agranda y expande cada vez más, arrastrando a otras instituciones, a civiles y militares o las redes y hasta a los tekorei que wasapean, tuitean, instagranean, etc. etc. al respecto de cada tema sin que nadie logre ponerse de acuerdo, sin que nadie logre instalar un discurso coherente y poner un cierto orden.

Vuelvo al tema de los ex presidentes y senadores electos; ya tuvimos un caso hace dos períodos electorales, cuando se presentó y ganó su escaño, Nicanor… nadie argumentó y judicializó que no podía presentarse y presentó recurso a las instancias correspondientes; fue votado, nadie intentó impedirlo y fue electo y, justo ahí, ganado el derecho, se argumentó que no tenía derecho; no se presentó recurso alguno, para evitarlo, sino cuando ya fue elegido y nombrado oficialmente por las autoridades constitucionalmente pertinentes, sino que se trató a anular a posteriori… reafirmado en tales instancias, directamente no se lo dejó asumir, de prepo, es decir, a lo kilombero. Se repite el hecho ahora por un cuarto de docena, incluyendo a Cartes y Lugo.

Y se repitió el despelote repitiendo el proceso.

Y como si un kilombo fuera muy poco para el espíritu kilombero criollo, se mezcló el tema de los senadores a ser procesados y destituidos del cargo… se apoyó destitución en un caso, no destitución en otro caso, y hubo hasta quienes votaron dos veces, una a favor y otra en contra… tal vez, entre que escribo estas líneas y que llegan al papel y al lector ya ha habido otro voto a favor del anterior voto o en contra y otro en contra del anterior voto a favor… y ni quiero imaginar los tuits que trinan en las redes a lo loco… los que imparten bendiciones y maldiciones sin mirar a quien, un día en contra otro día a favor, todo amplificado con la tremenda trifulca mediática de fondo, en la que las leyes caballerescas de la esgrima, de la jurisprudencia, de la prudencia y de la coherencia brillan por su ausencia, pero se hacen sentir por su resonancia de latas repicando sin más orden ni concierto que gritos y alaridos, insultos y lamentos.

Propuse alguna vez que el himno fuera el antaño celebre purahéi jahe'o "Ñane kebranta kuaa". Cambio la propuesta: Ñane kilombea kua'aite.

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