• Por Gabriela Rojas Teasdale
  • Presidenta de la Fundación
  • Transformación Paraguay
  • @GabyTeasdale

Desde que lanzamos nuestro programa de entrenamiento en valores, hace poco más de un año, hemos tenido muchos desafíos, algunas frustraciones y un sinnúmero de recompensas.

Uno de nuestros mayores desafíos, que enfrentamos con ilusión y hoy está rindiendo frutos, fue el de capacitar a miles de docentes tanto del sector estatal como del privado. Poder llegar a ese núcleo que tiene en sus manos la notable tarea de educar a gran parte de la población de nuestro país era sin dudas un recurso estratégico que nos aseguraría buenos resultados. Y la posibilidad de que esas enseñanzas se extiendan al universo de los estudiantes nos llenaba de expectativa. Hoy podemos decir con orgullo que avanzamos sin pausa hacia la meta, sumando cada vez más docentes y directores a nuestra iniciativa.

En este contexto, quiero compartir con ustedes la historia de Mariela Riquelme, una docente que se convirtió en directora cultivando el valor de la actitud. Esta es su historia de transformación:

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"A los 12 años una maestra me dijo que nunca llegaría a tener éxito en la vida. Mi familia era muy humilde y crecí viendo cómo mi madre sorteaba las estrecheces económicas para salir a duras penas adelante. Era una niña tímida, pero con actitud positiva y siempre pensaba en superarme.

A los 20 años me gradué como docente de primaria y empecé a trabajar en una escuela. Valores como la actitud, la responsabilidad y el compromiso se convirtieron en indispensables en mi día a día, ya sea para tratar con un puñado de niños inquietos o para despachar con padres poco tolerantes. Dos años después fui promovida a directora. Entonces sentí miedo. Recordé las palabras de mi maestra y pensé si sería capaz de asumir ese desafío. Pero enseguida tuve presente lo que aprendí en las lecciones sobre valores: un líder no nace, se hace.

Así que no solo acepté el reto, sino que seguí capacitándome hasta obtener el título de licenciada mientras lideraba la institución. Hoy dejé de pensar en las palabras de esa docente y recuerdo en contrapartida las de mi madre, que en los momentos más difíciles me decía: sigamos adelante".

Una buena actitud marca la diferencia. Muchas personas prestan poca atención a este valor, pero tener una buena actitud puede ser determinante para obtener los resultados que queremos lograr. John Maxwell nos enseña que la actitud siempre es una elección. Aunque no podamos controlar muchas de las cosas que nos ocurren a diario, siempre podremos controlar nuestras actitudes. Al escoger la actitud, estamos tomando el control de un aspecto de nuestra vida en vez de dejar que la vida nos controle a nosotros. Una actitud negativa, en contrapartida, puede llevarnos al fracaso en la consecución de nuestras metas y a la frustración de no cumplir aquello que anhelamos.

Es por ello que la actitud determina nuestro crecimiento. Mariela logró descubrirlo y eso la condujo en el camino hacia el éxito.

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