El “empresario del amor”, quien hoy preside el Congreso, salió con un disparate mayúsculo con el fin de defender al “ladrón de meriendas”. Se preguntó por qué recién ahora el ex socio comercial de Friedmann hizo la denuncia que compromete al ministro.

Rápidamente salieron a responderle a Cachito con un argumento básico: hasta diciembre del año pasado Friedmann y Torales eran socios, ganaban plata juntos, hacían negocios. La relación se quebró cuando el actual ministro se quedó con la totalidad de las acciones y lo dejó fuera del negocio. ¡Elemen­tal, mi querido…!

Juancho fue otro que se estrelló fuertísimo en su intento de salvar al “ladrón de meriendas”. Dijo que las denuncias eran un “refrito”. Por lo visto, el lagarto ya sabía de las andanzas de su ex defendido con la empresa ESSA, ya sabía la existencia del socio comercial, ya sabía de los pagos que hizo la provee­dora por los autos, viajes y joyas de “Renolfito”. Hasta ahora, todo esto es nuevo y confirma un rosario de hechos punibles.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

¿Quién es Villamayor para darle su confianza a Friedmann? Él es apenas un funcionario, aunque se crea presidente. La otra pregunta: ¿habrá cobrado con dinero del almuerzo escolar sus honorarios cuando defendía al ex gobernador del Guairá?

El tal Javi, quien ahora funge de director de comuni­caciones del MAG, anda buscando “granjeros” (perfiles falsos en redes) a fin de defenderle a su jefe. Pasa que ni los asalariados con perfiles reales se animan a dar la cara por el impresentable guaireño. El Javi no tiene dramas, ligó un lindo zoquete succio­nando calcetines a líderes del oficialismo, tal cual lo hizo cuando Florerico fue presidente y también ligó un apetecible carguito. ¡De trepadores y vividores estamos hablando!

CACAvelos, el abogado engominado, defensor de lo indefendible, cada día cambia de argumento en un intento desesperado de justificar sus honorarios. Primero dijo que Friedmann nunca fue socio de Torales, después dijo que sí eran socios, pero en otros emprendimientos. Luego que los mensajes de Whatsapp eran sacados de contexto. Ahora resulta que sí son reales los mensajes, pero corresponden a la época cuando su cliente no era gobernador. Con defensores así, dejá nomás. ¡Piiipuuu!

Dejanos tu comentario