Desde hace unos 30 años, la producción de libros para el segmento adolescente comenzó a crecer exponencialmente. De adolescentes se extendió a jóvenes, y de jóvenes a adultos que también consumen este tipo de literatura. ¿Por qué tiene tanto éxito?
Por Jazmín Gómez Fleitas

Desde que Harry Potter y la piedra filosofal salió al público en 1997 nada fue igual. A esta saga compuesta por siete libros le debemos la resurrección de la literatura fantástica, y a partir de ahí, que varios escritores se animen a concebir sus propias épicas historias teniendo como inspiración la Tierra Media de El Señor de los Anillos.

Pero eso no fue todo. Si nos fijamos en el mercado actual, copan las estanterías de libros juveniles de todos los géneros, no sólo de fantasía, drama, suspenso, aventura, distopía, etc. En el mundo anglosajón, a la literatura juvenil la bautizaron como YA, el acrónimo de Young Adult, que sería en español el equivalente a "joven adulto", para justamente, ya no delimitar en exceso a las edades dentro de este segmento.

Y es que los éxitos internacionales de las sagas Harry Potter (1997), Crepúsculo (2005) y Los juegos del hambre (2008) ayudaron a hacer visible este segmento editorial conocido como literatura juvenil. En una nota para el diario Clarín de Argentina, la directora de la Editorial Norma explicaba: "El segmento de la literatura juvenil es bastante joven. No porque no haya habido siempre textos preferidos y leídos por los jóvenes; sino porque en los últimos 30 años generó una estética, colecciones y un estilo propio y reconocible".

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¿Cómo son sus historias?

Recuerdo que cuando estaba en el colegio, en la clase de Literatura nos enseñaron que habían tres puntos de vista del escritor. El de tercera persona que es omnisciente, el de segunda persona que es testigo y el de primera persona que es protagonista. Lo cierto es que la mayoría de los libros clásicos que había leído hasta el momento, estaban escritos -en su mayoría- en tercera persona.

Se narraba la historia desde el exterior, contando con detalles la escena, lo sucedido o el panorama general y uno mismo se iba compenetrando lentamente en la historia, hasta que, sin darse cuenta, uno ya había entrado hasta el fondo de la misma, y comenzaba a interpretar y sacar conclusiones propias acerca de ella.

Ninguna entraba de lleno en la emoción o exponía los pensamientos de los protagonistas de manera tan directa como lo hacen ahora. La experiencia la vivías in crescendo, no te tiraban de lleno en ella. La ibas construyendo parte por parte. Y era una experiencia que valía la pena saborearla.

Hoy, ese estilo propio y reconocible de los libros juveniles son la naracción de la historia en primera persona, y esa primera persona se va alternando muchas veces entre los distintos personajes principales en la trama. Desde el mismo inicio se va viendo a través de sus ojos, desde sus experiencias, emociones, anhelos, miedos y expectativas.

Eso lo hace interesante, ya que aunque pareciera tenerse todo servido -tener todos los detalles de la historia al conocer al protagonista-; en realidad, no es así. Si pensamos en la trilogía de Los juegos del hambre, podemos darnos cuenta de que si bien llegamos a comprender a fondo a Katniss, su visión de la realidad es sesgada, y no es hasta el final que se nos va revelando todo.

Estas historias apelan directo a la emoción, a llevar a su pasajero a un viaje que lo haga sentir y relacionarse con su protagonista desde la primera línea. Con el escritor de Eleanor & Park, Rainbow Robell sucedió que él no escribió el libro para un público juvenil sino adulto, pero finalmente se lo catalogó como tal porque justamente estaba narrado de esta manera aunque situado en 1986.

Pero además de esto, se trata de encontrar la "verdad emocional" con la que los lectores se relacionan. Eso es lo que justamente hizo que el libro de John Green, Bajo la misma estrella, se convirtiera en un bestseller y lo haya catapultado a la fama. Aunque quienes lo lean no tengan cáncer ni viajen a Amsterdam para encontrarse con un escritor, están plasmados temas que nos tocan a todos: la intensidad de enamorarse por primera vez, las preguntas sobre la mortalidad o el propósito de la vida.

Sin dejar de mencionar, la gran referencia de la cultura pop que tienen. John Green mencionó en una entrevista que "una de las cosas que ama de los adolescentes es que ellos no hacen distinción de alta cultura o baja cultura como los adultos. Es común que ellos te digan que les encanta Gossip Girl y George Orwell al mismo tiempo".

Para la escritora Sabaa Tahir, ex-periodista del Washington Post y autora de Una llama entre cenizas, su inspiración para su fantástica historia fue un artículo que le llegó de una corresponsal de la India. Como hija de pakistaníes, la historia de pérdida de familiares de los cuales nunca se volvió a saber, le caló hondo. Y su libro es también una denuncia social a los niños que deben convertirse en soldados. Al igual que Los juegos del hambre critica el morbo televisado, los libros juveniles suelen abordar temas profundos y actuales desde la fantasía o la distopía.

Las narraciones o descripciones de los protagonistas incluyen referencias a series de televisión, libros, marcas de ropa, tiendas, películas, etc. Aparte de esto, en este género está permitido ponerse oscuro. ¿En qué sentido? La ladrona de libros de Markus Zusak tiene lugar durante el Holocausto y aunque en Australia fue publicada como un libro para adultos, se promocionó como juvenil ya que su protagonista es una preadolescente.

En el libro, la vida de Liesel es contada por La Muerte pero debido a cómo se toma distancia entre los protagonistas y los asuntos que examina, llega a ser una efectiva manera de abordar difíciles tópicos. Además de ganarse su lugar entre las mejores ficciones históricas de estos años.

El auge de la red de redes

Lejos de matar al papel y empoderar al e-book, internet ayudó a que los lectores de alrededor del mundo se encontrasen y pudieran compartir su afición. La editora de Penguin Random House mencionó en la Feria del Libro 2016 de Buenos Aires que: "Internet, a través de los blogs y páginas dedicadas al género, juega un papel importantísimo a la hora de, no sólo promocionar los textos y difundirlos, sino también al armar planes editoriales. Son los mismos lectores los que piden alguna saga que ya salió en inglés".

Sumado a esto, el auge de los booktubers (youtubers que recomiendan libros), bookstagramers (lo mismo, pero a través de Instagram) o blogs dedicados a las reseñas. Nos gusta leer en comunidad; por eso, eso de buscar reseñas en blogs es como el antiguo boca en boca. En donde uno se guía más subjetivamente por la experiencia de la lectura que por leer a críticos especializados.

Y los más jóvenes, si quieren reseñas más serias acuden a los blogs, si quieren algo más descontracturado a un booktuber y si se está más pendiente de las redes sociales, de seguro se acude a un bookstagrammer. De ahí que en las grandes ferias internacionales de libros, ellos cada vez esten más presentes. Y también los autores se mantienen en contacto con sus fans, a través de sus blogs o redes sociales.

La barrera de la edad está difuminada

La literatura juvenil empezó siendo para chicos de entre 12 a 17 años, y a lo largo de estas tres décadas fue conquistando a los adultos. Y es que, cuando un libro juvenil se convierte en bestseller (mejor vendido), es porque una buena cantidad de adultos también la adquirió. En Estados Unidos el rango de compradores oscila entre 18 y 45 años; mientras, en España entre 18 y 40 años. Y vos, ¿ya leíste alguno?

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