Suzuka, Japón | AFP.

Daniel Ricciardo y Max Verstappen, que lograron un doblete para la escudería Red Bull la semana pasada en Malasia, han dado un soplo de aire fresco a la Fórmula 1, en vísperas del Gran Premio de Japón en Suzuka, donde Jules Bianchi sufrió el trágico accidente que le costaría la vida.

El piloto francés falleció en el verano de 2015 luego de permanecer varios meses en coma.

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"Mi vida cambió por completo desde el accidente de Jules. Era un rival pero también un amigo, y fue difícil salir adelante después de aquel drama. Me convertí en una persona diferente", dijo Ricciardo poco después de conseguir su cuarta victoria en la F1, el domingo pasado en Sepang.

El australiano nació en Perth en julio de 1989, apenas un mes antes que Bianchi.

Como por un golpe del destino, el doblete de Malasia, dedicado a la memoria de Bianchi, fue el 17º de la historia de Red Bull, y la carrera de Suzuka de este fin de semana será la 17ª de esta temporada.

Bianchi murió un día 17, y ese fue el número de carreras que disputó en la Fórmula 1. También el número que lucía en su monoplaza, y que fue retirado como homenaje póstumo por la Federación Internacional de Automovilismo.

"Aprendí a apreciar más las cosas de la vida. Me habría gustado ganar antes. Ya he ganado en la Fórmula 1, es un sueño hecho realidad, y esta victoria es por él", añadió Ricciardo con tono serio, cuando destaca por ser uno de los pilotos más sonrientes y extrovertidos.

Pero el viento nuevo que sopla en la Fórmula 1 suscita también el entusiasmo de los aficionados.

- Nueva generación de pilotos y aficionados -

El propio Ricciardo intercedió esta semana por los nueve aficionados australianos que mostraron en Sepang un traje de baño con la bandera de Malasia. Un acto que les costó ser detenidos por "insulto con intención de alterar el orden público".

Los nueve hombres fueron liberados el jueves, tras pasar tres días en prisión y pedir disculpas ante el juez. Ricciardo apeló a las autoridades malasias, un país con mayoría musulmana, pidiendo clemencia.

"Han aprendido la lección (...) En Australia las cosas son un poco diferentes y estoy seguro de que no tenían la intención de ofender", señaló el piloto de Red Bull.

Con la idea de acercar la F1 al público, Ricciardo, de 27 años, y Verstappen, de 19, recorrieron las calles de Tokio en un coche 'tuneado' y de color naranja. Algo que dio que hablar para sus numeroso seguidores en las redes sociales: 821.000 para el australiano en Twitter, 375.000 para el holandés, ganador en mayo del GP de Barcelona.

El futuro de la F1 se completa con el alemán Pascal Wehrlein, de 21 años, y el francés Esteban Ocon, de 20 años. Además de los dos pilotos de Toro Rosso, el español Carlos Sainz y el ruso Daniil Kvyat, de 22 años. Y pronto estará en Mclaren-Honda el talentoso belga Stoffel Vandoorne, al que ya se le vio pilotar en Bahréin (10º).

El padre de Jules, Philippe Bianchi, encuentra a todos ellos capaces de tomar el testigo del sueño de su hijo de ganar en la F1, pero no le sirve de consuelo.

"Vamos tirando, aprendiendo a vivir sin Jules, hay un gran vacío y esta fecha es una fecha terrible", confesó a Canal Plus.

Pero su dolor es aún mayor porque no ha obtenido de la FIA todas las respuestas a las preguntas sobre las circunstancias del accidente, producido al chocar bajo la lluvia con una grúa.

"Echamos de menos la justicia, la verdad", se lamenta. Aunque apuesta por mirar hacia adelante. Por ello ha creado una fundación que ayudará a los jóvenes pilotos de kárting. Los Futuros Verstappen y Ricciardo.

Etiquetas: #F1

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