Peter J. Henning

Hace unos años, el reporte de que bancos globales habían manipulado la tasa ofrecida interbancaria de Londres, conocida como Libor, para obtener beneficios en sus inversiones demostró que era muy fácil manipular los parámetros utilizados para establecer las tasas que se aplican a hipotecas, préstamos estudiantiles y otros productos financieros con valor de billones de dólares. Se dicen unas cuantas mentiras sobre las tasas de interés y luego vemos las ganancias entrar en tropel. Suena a un fraude clásico como el que más.

Que los corredores que trataron de influir en los reportes Libor de su banco para favorecer sus posiciones hayan violado realmente los estatutos federales sobre fraude por correo será la cuestión central ahora que dos de los acusados están refutando las condenas y el departamento de Justicia de Estados Unidos trata de entablar nuevos cargos en contra de dos corredores del Deutsche Bank.

El escándalo de las tasas Libor estalló en julio del 2012, cuando Barclays admitió que había reportado información falsa, usada para establecer las tasas de interés. El banco pagó 450 millones de dólares en multas y sanciones civiles. El director general del banco, Robert E. Diamond Jr., perdió su puesto poco después. Desde entonces, otros cinco bancos han resuelto casos por su papel en la manipulación de la tasa Libor. Uno de ellos fue el Deutsche Bank, que pagó 775 millones de dólares y llegó a un convenio de juicio diferido con el departamento de Justicia, mientras que su subsidiaria de Londres se declaró culpable de fraude por correo.

Dos corredores de Deutsche Bank, Matthew Connolly y Gavin Campbell Black, fueron encausados la semana pasada por conspiración y fraude por correo por su papel en la manipulación de los reportes usados para establecer la tasa Libor. Como en muchos casos que involucran a corredores, el gobierno destacó mensajes que mostraban lo descarados que fueron para obligar al banco a reportar una tasa de interés que ayudara a sus posturas de inversión.

En un intercambio de mensajes, Connolly le pidió a la persona responsable de reportar la información del banco –usando la terminología recortada que favorecen los corredores– que "de ser posible, necesitamos en Nueva York un mes de Libor lo más baja posible en los próximos días ... se acercan miles de pagos ... ¡gracias!". La respuesta no se hizo esperar: "Haremos todo lo posible, Matt".

Este tipo de mensajes dificulta negar que hubo la intención de hacer reportes falsos a nombre de Deutsche Bank.

Las últimas acusaciones siguen la pauta establecida en el juicio entablado en el 2014 contra corredores de Rabobank por manipular los reportes en yenes de la Libor. Anthony Allen y Anthony Conti fueron condenados en noviembre pasado de conspiración y fraude por correo. El juez Jed S. Rakoff, de la Corte Federal de Distancia en Manhattan, sentenció a Allen a dos años de prisión, mientras que Conti recibió una pena de un año y un día en prisión. Los dos siguen libres bajo fianza mientras se lleva a cabo la apelación.

El juez Rakoff rechazó sus argumentos para revocar el veredicto de culpable. Los acusados sostuvieron que las tasas de interés reportadas a la Asociación Británica de Banqueros (BBA), que establecía la Libor en ese tiempo, no fueron falsas ni engañosas, pues representaban tasas que podrían ser veraces. El juez encontró que "los acusados representaron efectivamente que estaban respondiendo de buena fe a la consulta de la BBA sobre la tasa a la que podía pedir prestados fondos el Rabobank".

"El jurado podría encontrar razonablemente que los acusados les dieron a sus colegas la falsa impresión de que estaban haciendo cálculos de buena fe sobre el costo del crédito para Rabobank en lugar de estar presentando reportes Libor para beneficiar las posiciones de transacción de Rabobank", explicó el juez Rakoff.

La reciente decisión de la corte de apelaciones del segundo circuito en Manhattan, que revisará las condenas, podría representar un obstáculo sustancial para que el departamento de Justicia demuestre que los reportes Libor son suficientes para apoyar una condena por fraude postal.

En ese caso, sobre el que escribí la semana pasada, la corte de apelaciones revocó el veredicto del jurado, que determinó que Bank of America había violado el estatuto de fraude postal por vender hipotecas cuestionables a Fannie Mae y Freddie Mac, que estaban muy por debajo de los requisitos contractuales de los préstamos a vender.

El juez Rakoff también presidió ese caso y determinó que el banco había cometido "fraude descarado". Pero la corte de apelaciones llegó a la conclusión opuesta, declarando que la violación del contracto, por sí sola, no era suficiente para constituir fraude, a falta de una falsa declaración positiva al momento de la venta de las hipotecas.

Con toda seguridad, ese análisis será aprovechado por los abogados de Allen y Conti para alegar que, aun si sus esfuerzos por influir en los reportes de las tasas de interés hubieran logrado su objetivo, no representan el tipo de falsa declaración suficiente para recibir una condena por fraude postal.

La pregunta que se les hacía a los 16 bancos que ayudaban a establecer la tasa Libor era esta: "¿A qué tasa podría pedir prestados fondos, si fuera a hacerlo y luego a aceptar ofertas interbancarias en un tamaño de mercado razonable poco antes de las 11 am?". La BBA entonces descartaba las cuatro más altas y las cuatro más bajas que recibía y establecía la tasa Libor de ese día basándose en la media de las ocho cifras restantes.

Ningún banco en particular podría mover la tasa por su cuenta y no había ninguna obligación contractual de aportar una cifra exacta, solo la tasa a la que el banco "podría" pedir prestados fondos, proceso que por su naturaleza es muy subjetivo.

El reporte Libor de cada banco lleva la afirmación implícita de que es una cifra exacta a la que podría pedir prestado si así lo deseara. Pero que esa implicación –que puede provocar una "falsa impresión" sobre los verdaderos costos del crédito para el banco– constituya fraude postal es una cuestión aún sin dirimir, si una violación de contrato a sabiendas por parte de Bank of America fue insuficiente para probar una violación.

Los reportes de la tasa Libor pueden considerarse una declaración positiva de Rabobank y de Deutsche Bank sobre la tasa de interés debida, que puede ser suficiente para distinguir el enjuiciamiento de Allen y Conti del caso de Bank of America, en el que se vendieron créditos defectuosos sin ninguna pretensión de estar cumpliendo el contrato. Aún más, en los diversos mensajes intercambiados por los corredores, está más que clara la evidencia del propósito de mejorar el valor de la cartera del banco presentando reportes engañosos. Así pues, la prueba del motivo de reforzar los beneficios puede ser suficiente para apoyar el cargo de fraude postal.

Sin embargo, si se revocaran las condenas de Allen y Conti, eso socavaría el caso en contra de Connolly y Black, al tiempo que les propinaría un golpe sustancial a los esfuerzos del departamento de Justicia por tomar medidas severas contra los corredores específicos que participaron en la manipulación de la Libor. Los argumentos orales en la apelación se escucharán en el curso de este año, lo que significa que no debe esperarse una decisión antes del 2017.

Los bancos involucrados en fijar la Libor recibieron una dosis de malas noticias hace dos semanas, cuando la corte federal de apelaciones del segundo circuito revocó la decisión de la corte de distrito de desestimar el juicio colectivo por violación de las leyes antimonopólicas. Debido a que los casos se desecharon en las primeras etapas, la corte de apelaciones tuvo que aceptar como ciertos los reclamos de los quejosos para decidir si los dejaría proceder.

El argumento decisivo es que los bancos participaron en una conspiración horizontal para fijar los precios con el fin de afectar la Libor de forma artificial, lo que las cortes han decidido que en sí mismo es una violación de la ley. La corte federal de apelaciones del segundo distrito rechazó la conclusión de la corte de distrito de que los quejosos no pudieron demostrar ningún daño, decidiendo que "han alegado una tendencia anticompetitiva: la deformación de los factores del mercado que afectan el precio de los instrumentos financieros basados en la Libor".

Las demandas se regresaron a la corte inferior para mayores procedimientos, lo que posiblemente signifique descubrimientos prolongados que durarán años. El peligro para los bancos de las acusaciones antimonopólicas es la posibilidad de triplicar las compensaciones que pagarían por cualquier violación, lo que significa que el costo para dirimir un juicio será mucho más alto conforme avance el caso.

Son copiosas las evidencias del departamento de Justicia que muestran que los corredores trataron de manipular la tasa Libor y de que, en algunos casos, estos se coordinaron con sus colegas de otros bancos para generar beneficios.

Pero solo demostrar que existió el deseo de ganar dinero manipulando la tasa Libor quizá no se suficiente para probar el fraude postal, por raro que parezca, aun si los bancos son responsables de violaciones antimonopólicas.

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