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Los amantes de la música no siempre van a la ópera a comprar un altoparlante. Sin embargo, en el Palacio Garnier de París, ahora pueden hacerlo. El 29 de noviembre, Devialet, un fabricante local de altoparlantes de lujo, abrió una tienda en el auditorio del siglo XIX para vender su producto más sofisticado, llamado Phantom ("fantasma", en español). Esta supercomputadora para el sonido –que luce como un huevo de dinosaurio y tiene un costo de 3.000 dólares– se considera uno de los mejores altavoces inalámbricos disponibles en el mercado. Además, viene con un servicio dedicado para emisiones en directo de las presentaciones en vivo, incluyendo algunas del Palacio Garnier.

Este "Fantasma" de la ópera es el más reciente ejemplo de cómo la tecnología digital está transformando los altavoces, los audífonos y otros dispositivos de audio. Alguna vez se limitaron a los sistemas de alta fidelidad, pero ahora son inalámbricos, cada vez más inteligentes y capaces de integrarse con otros servicios. En consecuencia, la economía de la industria está cambiando.

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Hace apenas algunos años, la industria sonora estaba enormemente fragmentada, comentó Simon Bryant de Futuresource, una firma de investigación de mercados. Cientos de marcas ofrecían sus mercancías, tanto de calidad superior como básicas, a menudo con componentes idénticos. Al igual que sucedía con los negocios de otros dispositivos, la industria era "vertical": si los altavoces tenían algún software, este era específico para el producto.

Todo esto comenzó a cambiar con la llegada de los teléfonos inteligentes, que hicieron que la música fuera más portátil al conectarse con servicios de reproducción de música en directo como Spotify a través de altoparlantes inalámbricos. Los teléfonos inteligentes también le dieron impulso a los audífonos, que ahora son más versátiles, con características que van desde anular el sonido ambiental hasta la transmisión en tiempo real.

Estas nuevas posibilidades han demostrado ser tremendamente populares. El mercado global de dispositivos de audio se ha disparado en años recientes. Según Futuresource, en el 2009 solo se vendieron unos 200.000 altavoces inalámbricos, pero este año se espera que la cantidad llegue a los 70 millones; lo mismo ha sucedido con los audífonos.

Los altavoces inteligentes, que aparecieron en el 2015 en la forma de Echo de Amazon, afectarán todavía más el mercado. Según Strategy Analytics, otra agencia de investigación de mercados, cerca de 24 millones de estos dispositivos –que en esencia son controles remotos que obedecen comandos de voz para todo tipo de tareas, como escuchar música o controlar la luz– se venderán en todo el mundo en el 2017, y se espera que las ventas se cuadripliquen para el 2022. Una vez que hay uno en el hogar, se compran más para esparcirlos por la casa. En apariencia, cerca de una décima parte de esos dispositivos ahora se encuentran en el cuarto de baño.

Los altavoces inteligentes están presionando a la industria de los dispositivos de audio para que se vuelva "horizontal". La voz que emana Echo de Amazon o Home de Google no es solo un asistente digital, sino una "plataforma" para todo tipo de servicios, cuyo desarrollo, en la mayoría de los casos, está a cargo de otras empresas. Alexa, como se llama la versión de Amazon, ya se jacta de tener más de 25.000 "habilidades", como la compañía denomina a ese tipo de servicios, que van desde ordenar productos y encontrar un teléfono celular hasta encender la calefacción y solicitar a un sitio web lo último de cualquier tema.

De igual modo, los auriculares inalámbricos, como los Airpods de Apple y Dash de Bragi, una empresa emergente, podrían ser tan inteligentes que cada vez más gente se los dejaría puestos todo el día, por ejemplo, para monitorear su salud o para tener acceso ininterrumpido a un asistente digital.

Las empresas que desarrollan altavoces convencionales están tratando de ponerse al día. En setiembre en la IFA, una exposición de la industria en Berlín, los pabellones de varios fabricantes estaban adornados con logotipos de Amazon o Google, para señalar que ya tienen integrado, o integrarán, un asistente digital en sus productos.

Sin embargo, si la historia del teléfono inteligente nos sirve de modelo, dichas plataformas convertirán el hardware en un producto básico, en el que la mayoría de las ganancias serán para los proveedores de software y servicios. Habiendo vendido el 75% de todos los altavoces inteligentes, a precios bajos que se cree que se acercan al costo de producción, Amazon ahora es la marca de altoparlantes más grande del mundo. Los titulares también tendrán que competir con Apple, a pesar del retraso de su altavoz inteligente hasta el año próximo.

El dominio de unas cuantas plataformas no es una conclusión inevitable, comentó Bryant. Los más especializados son también los que tienen más probabilidades de prosperar, como Cortana de Microsoft, que tiene la facilidad de entender la jerga empresarial.

No obstante, algunas empresas de audio sienten la necesidad de diversificarse. Sonos, una pionera de los altavoces inalámbricos hace una década, ahora quiere convertirse en una plataforma über, que integre todos los asistentes de voz y los servicios de reproducción en directo, de tal modo que los consumidores a los que les gusten los altavoces de Sonos tengan opciones para elegir. Harman, que Samsung Electronics compró en marzo, tiene planes similares para sistemas de entretenimiento en automóviles.

Además, están las empresas que no construyen sus propios altavoces, pero ofrecen tecnología para mejorar otros productos. Dolby y DTS, por ejemplo, están ocupadas creando software para lo que se llamó "audio inmersivo". Combinando varios altavoces, la tecnología Atmos de Dolby –que primero se introdujo en los cines, pero que ahora también está disponibles para uso en casa– ya "coloca" sonidos en el espacio. El siguiente paso son zonas separadas de sonido personal para cada escucha en una habitación, creando el efecto de altavoces invisibles.

¿Entonces por qué Devialet, que el año pasado obtuvo 106 millones de dólares en capital nuevo, piensa que puede tener éxito vendiendo altavoces de lujo a un precio elevado?

La respuesta es que también quiere ser una plataforma. Los altavoces principalmente tienen la intención de hacer una demostración de su tecnología, con la esperanza de que otras compañías la integrarán en sus productos. El primer ejemplo, que se lanzó el mes pasado, es un Soundbar –un altavoz delgado– que desarrolló junto con Sky, una emisora.

"Si te consideras solo una empresa de audio", comentó Quentin Sannié, director ejecutivo de Devialet, "tus días están contados".

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