Washington, Estados Unidos

¿Y si la medicina del mañana fuera un programa informático? El mercado de la inteligencia artificial en el campo de la salud está en pleno auge, apuntalado por los gigantes de Silicon Valley y empresas emergentes. Este sector podría "alcanzar 6.600 millones de dólares en el 2021, frente a 634 millones en el 2014", estima la firma Frost & Sullivan, que señala que al ayudar a diagnosticar y detectar precozmente enfermedades, la inteligencia artificial (IA) permitirá reducir el gasto en salud.

Esto se debe sobre todo a los teléfonos inteligentes y a los objetos conectados que desarrolla el mercado. La empresa emergente Cardiogram asegura que su aplicación puede detectar arritmias en los usuarios de relojes inteligentes, según un estudio realizado conjuntamente con la Universidad de California.

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Mediante los sensores del reloj, el algoritmo es "capaz de distinguir un ritmo cardíaco normal de una fibrilación auricular", que puede conducir a un ataque cardíaco, sostiene Cardiogram en su página en internet, añadiendo que este tipo de arritmia no siempre es percibido por la víctima.

Otro ejemplo: investigadores de Harvard y de la Universidad de Vermont crearon una herramienta que permite identificar casos de depresión analizando las fotos publicadas en la red Instagram.

"Las fotos de personas depresivas tienden más al azul, el gris o lo oscuro", escriben los autores del estudio, que compiló la información de más de 43.000 fotos. "Los resultados han sido mejores que la tasa media de diagnóstico lograda por los médicos generales", aseguran.

Aunque la tecnología siempre ha tenido un lugar destacado en la medicina, "hubo un antes y un después de que Apple sacara su Research Kit" en el 2015, que permite recolectar los datos de usuarios de teléfonos iPhone (distancia recorrida, ritmo cardíaco…) con fines científicos, considera la analista Kate McCarthy, de la firma Forrester.

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