En estos días, el principado de Mónaco celebró con gran esplendor otra edición de su gala anual más importante: El Baile de la Rosa. Se trata de una fiesta con fines benéficos cuya recaudación se destina a la fundación Princesa Gracia.

Este año la ausencia no fue sólo de la princesa Charlene, quien el año pasado tampoco participó, sino que tampoco presidió la gala el príncipe Alberto. Ambos se encontraban en otros compromisos fuera del Principado, razón por la que Carolina de Mónaco estuvo a la cabeza del evento.

Una vez más Karl Lagerfeld contribuyó con sus ideas a la decoración del baile, inspirado esta vez en el movimiento artístico Secesión de Viena, fundado a finales del siglo XIX por un grupo de artistas que querían dar un respuesta estética a las influencias industriales.

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Los tonos blanco y negro, toques de dorado y muchas rosas cambiaron el rostro del Sporting Club de Montecarlo. El traje de Carolina, firmado también por Lagerfeld, siguió igualmente la línea del movimiento artístico interpretado por Chanel.

Participar de esta exclusiva gala celebrada en el Sporting Club de Montecarlo cuesta 800 euros; marca el inicio de la temporada de las flores en la Riviera Francesa.

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