El aumento de peso en una persona depende de cuán lento funcione su cuerpo a la hora de ganar y desechar energía proveniente de los alimentos. Pero, ¿Qué pasaría si funcionara más rápido?

Por: Micaela Cattáneo

Entrenar y mantener una dieta equilibrada, hoy, no tienen en mí los mismos resultados que hace cinco años atrás. Quizás, influye mucho la vida sedentaria que llevo en la redacción pero supongo que no sólo es cosa de periodistas, sino también de oficinistas, cajeros, choferes de buses y bibliotecarios; en fin, de todo profesional que esté ligado a una silla.

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En mi afán de romper esa rutina sin movimiento, empecé a buscar en internet artículos que me indiquen qué ejercicios físicos me ayudarían a combatirla. Entre abdominales y sentadillas, descubrí que el efecto de las mismas depende -en gran medida- de la condición en la que se encuentre mi metabolismo basal o "la capacidad del cuerpo de generar energía y desechar".

Lo cierto es que si a las horas de trabajo frente a la computadora se le suman la ociosidad y la ingesta de alimentos con grasas, es evidente que el gasto calórico es inferior a la cantidad de energía consumida. Por ende, el metabolismo lento es el resultado de un estilo de vida poco saludable y no una condición innata del individuo.

"El metabolismo es un conjunto de procesos físicos y químicos que convierten a los nutrientes de los alimentos en la energía necesaria para que el cuerpo cumpla sus funciones vitales como respirar, digerir, hacer circular la sangre y mantener la temperatura corporal. Es decir, no sólo utilizamos esa energía para movernos y pensar, sino también cuando estamos en reposo", me explica la nutricionista Cynthia Estigarribia.

Por otra parte, el entrenador Julio Benítez de Gigantes Crossfit asegura que acelararlo es posible, siempre y cuando la calidad de los ejercicios estén por encima de la cantidad."Si en una caminadora corro 20 minutos con la potencia más baja, no quemo las mismas calorías que cuando corro cinco minutos con la potencia más alta. La intensidad del ejercicio hace que mi metabolismo sea más rápido o no", ejemplifica.

Si bien el metabolismo funciona de acuerdo a cómo uno lo haga funcionar, este también adquiere un ritmo a partir de factores como la genética, el género o la edad. "La obesidad es una de las causas del metabolismo lento. Los genes influyen pero no son determinantes, sobre todo si hay un soporte nutricional y práctica de deportes constante", destaca la licenciada.

Por otro lado, en las mujeres hay períodos donde el metabolismo se vuelve más lento y esto se debe a los cambios hormonales permanentes. Además, retienen más líquidos que los hombres, respuesta al por qué ellos adelgazan con mayor facilidad. En este punto, el ágil aumento de masa muscular que se da en el género masculino, ayuda a que el cuerpo acumule menos grasa; por ende, el metabolismo crece.

No menos importante: la edad. A partir de los 40 años, el cuerpo tiende a un metabolismo lento, ya que como se envejece hay pérdida de masa muscular que deriva en el aumento de grasa corporal. Las hormonas de crecimiento se reducen y las mitocondrias -que son fábricas de energía dentro de las células- se vuelven menos eficientes. Las estadísticas afirman que por década baja en 5% la tasa metabólica; es decir, a los 45 años, el metabolismo está diez por ciento más lento que a los 25 años.

Más allá de la meta

Es común escuchar frases como: "¿Estoy haciendo dieta para subir de peso?" o "¡Yo como lo mismo que vos y no engordo". Así como existen planes de alimentación para eliminar kilos de más, los hay para aumentar. En ambos casos, el metabolismo debe funcionar de forma acelerada; la diferencia está en que con el primero se busca reducir el exceso de grasa para luego estimular el crecimiento de músculo, quemador de calorías por excelencia.

En cuanto a alimentos aceleradores del metabolismo, la profesional afirma: "Los alimentos en sí no aceleran o enlentecen la capacidad de generar y desechar energía. El té verde o el café funcionan como estimulantes del metabolismo, por ejemplo, ayudan a tener más fuerza durante la actividad física, lo que no quiere decir que sean suficientes para alcanzar el descenso de peso. El secreto está en un plan de alimentación con equilibrio en los macronutrientes".

 

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