Casi haciendo honor a cómo se conoce la zona en donde están ubicados, los clubes de fútbol y otras entidades del “bajo”, en la Chacarita, pelean por superar el estigma negativo y trabajan en dar oportunidades a jóvenes y niños con el deporte y la lectura.

Por Aldo Benítez y Christian Pérez / Fotos: Carlos Juri

El barrio que vio nacer al creador de la guarania, José Asunción Flores, enfrenta desde hace décadas el estigma de la violencia y delincuencia como dos factores preponderantes que hacen al panorama cotidiano del lugar. Sin embargo, entre sus infinitos pasillos y calles angostas, miles de familias anónimas trabajan en el día a día por mostrar el otro “lado de la Chaca”. Gente que a pesar de la marginación estudia y trabaja para dar un mensaje positivo, buscando que desde afuera se pueda dejar de lado los prejuicios.

En agosto pasado se inauguró la biblioteca comunitaria en la Chacarita (Foto Facebook de Scout 19)

“Acá vos tenés gente que se recibe de ingeniero, de arquitecto, de veterinario. O gente que trabaja y estudia, todos los días, pero eso nadie publica. Ahora, cuando hay un asalto, como ocurre en todos lados, o le agarran alguien que está siendo buscado por la policía por algún delito, entonces ahí sí, eso aparece en todos los medios” dice por ejemplo, un joven poblador de la Chaca, que asegura además que no piensa dejar el lugar en donde nació y creció.

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En agosto pasado se inauguró una biblioteca comunitaria “Chacarita”. Una iniciativa del Grupo Scout 19 que tuvo una masiva colaboración. El pequeño local, pintado en color rojo, con un letrero humilde, quedó abarrotado de libros y hasta ahora, los niños y niñas son asiduos visitantes. La iniciativa fue de Alan Arzamendia, un chacariteño de 31 años, y su esposa, Leticia Valiente, quienes decidieron emprender este proyecto para “mostrar que no todo es negativo en la Chaca”.

El proyecto de la biblioteca comunitaria está patrocinado por el Rotary Club Asunción Catedral, entidad que donó muebles y libros, cuenta Alan Arzamendia. Además, el proyecto tiene el apoyo de empresas privadas, como AGR que donó unos 1.500 libros y Unisotf System, que se encargó de donar los equipos informáticos para la biblioteca. “Nuestro lugar es pequeño, pero tenemos muchas ganas de seguir. El local que usamos es una parte de la casa de mi mamá, que acondicionamos para ubicar los libros” dice Alan Arzamendia.

Al día, la biblioteca comunitaria recibe al menos entre 20 a 30 niños. “Ahora vienen mucho a consultar, porque es época de examen” expone Arzamendia. Una biblioteca que late en el corazón de la “Chaca” para mostrar “el otro rostro” que tiene el barrio Ricardo Brugada.

El local donde funciona la biblioteca comunitaria en la "Chaca". Al día reciben como 20 a 30 niños o adolescentes (Foto Facebook Scout 19)

Mientras los scouts, con Alan y Leticia animan a la lectura, los clubes de la Chaca representan una gran oportunidad para los jóvenes que buscan sobresalir en el mundo del fútbol. “Falta, sí, un mayor apoyo en lo sicológico, porque muchos llegan a Primera y se marean, pero muchos otros llegan y se mantienen” dice un dirigente de uno de los clubes. Cada institución de la Chacarita tiene sus divisiones menores, en donde cada inicio de año, cientos de adolescentes van tras sus sueños de triunfar.

Los clubes son, en ese sentido, un reflejo de lo que es la “Chaca” en varios aspectos; se manejan en medio de precariedades, pero con un gran corazón y pasión por sus colores:

Renacer

Doña Paulina, fanática de Oriental, trabaja como capataz en el club, junto a su familia (Foto de Carlos Juri)

El presidente de Oriental, Renato Bogado, cuenta sin tapujos que tuvo que hacer de todo con tal de salvar la economía del club. Oriental bajó hasta la última categoría de nuestro fútbol (La Primera C) en el 2016 y hasta ahora no puede volver. Bogado, un joven que se define como trabajador independiente y ejerce su actividad laboral como gestor en el Ministerio de Hacienda, asegura que hay casos y cosas que se tienen que sacrificar con tal de mantener, de alguna manera, el orden financiero del club. “Nosotros tenemos que poner por lo bajo G. 7 millones a la semana para sobrevivir” dice Bogado.

Oriental, como club de la “C”, recibe en forma anual unos G. 60 millones de parte de la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF). Sin embargo, el presupuesto anual que maneja la institución supera los G. 250 millones. “Hay que pagar jugadores, a los funcionarios del club -los capataces-, comprar pelotas, equipos para práctica y al cuerpo técnico. Están los viajes, la concentración, todo tiene su costo” dice Renato Bogado.

Bogado, que hasta el año pasado además de ser el titular del club también era titular en el arco del equipo, que tuvo que empeñar su auto para pagar premios, cuando al equipo le iba bien. “Yo no soy un empresario millonario, soy gestor en Hacienda y no me sobra para cumplir con todo. Hasta ahora no puedo recuperar mi vehículo”, lamenta Bogado. Por suerte, Bogado vive en la esquina del club y siempre está al pendiente de todo.

Más allá de esta realidad, asegura que lleva a Oriental en el corazón y que cada año va a dar todo de sí para llegar al objetivo de subir de categoría.

Un club centenario

Por infraestructura y tradición, Resistencia es el club con mayor solvencia de la Chacarita. Esta institución cumplirá 100 años de vida el próximo 27 de diciembre y la gente de “Resi” está preparando una tremenda fiesta. Resistencia, que este año intentó subir a la Primera División peleando en la Intermedia para celebrar su centenario, no pudo llegar al objetivo. Sin embargo, desde el año entrante se codeará con los equipos más grandes del Futsal FIFA, ya que ascendió en este deporte a la categoría Premiun.

Carlos Juri

Roberto Garcete es el presidente actual de Resistencia. Como todos los residentes de la zona, Garcete asegura que el rótulo de “chacariteño” es un motivo de orgullo, dignidad y mucha identidad. Garcete comenta que este año, el club desembolsó unos G. 1.300 millones para intentar ascender. “Pero nos quedamos ahogados en mitad de camino” dice el presidente.

Resistencia supo ser campeón en cuatro ocasiones de la Segunda División (Intermedia), pero solamente tres veces pudo disfrutar del premio mayor, que es jugar en la máxima categoría del fútbol local. El dinero que los clubes de la Intermedia reciben de la APF llega a los G. 600 millones, cifra que siempre está por debajo del presupuesto. “El resto se completa con préstamos y aportes de directivos” dice Garcete. Actualmente, Resistencia tiene unos 400 socios al día.

Una de las leyendas de Resi es don Francisco Núñez (83), guiareño de nacimiento, zapatero de profesión, pero que hace 43 años desempeña una función específica; Es el cuidador de la cancha y capataz del club desde hace 43 años.

Don Núñez tiene cientos de historias y casos desde que, en 1974, se fueron a invitarle para cuidar la cancha por “una semana”. “Se fueron a buscarme a casa, un rato nomás me dijeron, porque no tenían a quién dejarle que se haga cargo del club, máximo iba a ser por una semana. Mirá, ya pasaron 43 años de eso” dice sonriendo. Una de las anécdotas relatadas fue sobre el primer día de Rambert Vera en “Resi”. El ex volante albirrojo fue a la prueba con calzados normales en un día lluvioso. Tras ser regañado por el entrenador, don Francisco le consiguió un par de botines.

Resistencia y Oriental están separados por cuadras. Son dos clubes tradicionales de la "Chaca" (Fotos de Carlos Juri)

Otro caso tiene que ver con unos botines que le vendieron; “Hace unos meses me vendieron ‘fútbol’ (los botines) por diez mil guaraníes. Yo no revisé, porque estaba en un hule y era de noche. Después de una semana me encontré con la sorpresa que ambos eran del mismo lado. Nunca más volví a ver a los que me vendieron”, cuenta entre risas y un poco de decepción.

El sueño de don Francisco es que, alguna vez, Resistencia reciba en su cancha a Cerro Porteño u Olimpia y poder gritar un gol de su amado “Resi” a uno de los grandes de nuestro fútbol.

El de más arrastre

Considerado el equipo con más arrastre de la “Chaca”, el 3 de Febrero milita actualmente en la Primera B de la APF. Este año estuvo incluso peleando la posibilidad de ascender, pero, como casi con todos los demás clubes, el problema económico fue un factor preponderante. Además, este año tuvieron el problema con la crecida del río Paraguay, que obligó al “3” a buscar otra cancha donde jugar de local y también en donde practicar en la semana. Toda esta situación, acarreó gastos extras.

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Para el titular del rojo chacariteño, Carlos Caballero, salir de la cancha de local fue como “salir de una fortaleza” en donde siempre efectivizaban los puntos. En efecto, según las estadísticas, de los seis encuentros que disputó como local, pero fuera de casa, el equipo solo ganó un partido. “Despertamos tarde. Estoy segurísimo que subíamos si jugábamos de local”, afirma Caballero.

El “3″ ahora también logró posicionarse este año en Futsal FIFA. Fue campeón de la Intermedia, aseguró su participación en Primera, pero su obsesión es la Premium, torneo al que podría llegar y medirse ante Resistencia, por ejemplo, si gana el campeonato “Pre-Premiun”. Un clásico de barrio que apunta a una altísima convocatoria.

La gente del rojo chacariteño es muy especial. Sus hinchas son conscientes que en sus 68 años, no han podido disfrutar de la Primera División, pero igual se muestran orgullosos de ser mayoría en el “bajo”. Un ejemplo de ello es la definición que hace Alberto González, cuidador de la cancha, sobre los demás rivales ““Umía ko ore ra’y (esos son nuestros hijos). Acá 3 de Febrero es el más grande, se sabe eso”, expone González, al ser consultado sobre la rivalidad con los demás clubes de la Chaca.

González mostró orgulloso las hermosas instalaciones del club, que actualmente sirve de escenario para torneos barriales. Un sistema que utilizan a menudo los clubes de la Chacarita para recaudar algo de dinero y hacer frente a los gastos.

Cada uno con su estilo, con su forma de vivir el fútbol. Los clubes de la “Chaca” son un patrimonio de identidad de la gente que vive en el barrio, estigmatizado y señalado siempre, pero que encuentra en gran parte de su población a personas que se desviven por el fútbol, esperando que cada domingo sea un escape de alegría para sus fanáticos, o incluso, un escape hacia una mejor vida para los jóvenes que quieren ser futbolistas.

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