"Logramos reducir la incidencia del dengue del 2013 al 2017 en un 98,4%; la incidencia del dengue grave en un 99,5%; la mortalidad se redujo de 250 casos en el 2013 a cero en el 2017, gracias a la declaración de alertas tempranas, bloqueos en forma oportuna de conglomerados, mediante la utilización del sistema de información geográfica, así como el monitoreo de las intervenciones a través de la búsqueda activa", dijo el titular del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, Antonio Barrios, durante su discurso en la VIII Muestra Nacional de Epidemiología 2017.
Las cifras son elocuentes. Hoy, a cuatro años de gestión de la presente administración, la vigilancia de la salud es un elemento fundamental dentro del control de enfermedades, más aún las consideradas de notificación obligatoria, y que requieren de especial atención, como el dengue, Zika, chikungunya, VIH, tuberculosis, diabetes.
Para lograrlo, la cartera sanitaria consolidó un sistema de respuesta que genera información de la situación epidemiológica del país, de manera a implementar acciones oportunas de prevención y control. De allí que se dispuso guardia epidemiológica durante todo el día y los 365 días del año, además, se conformó un equipo de respuesta rápida para intervenciones dentro de las 24 horas de detectado un brote, emergencia o desastre. En esta forma, se reportaron e investigaron en forma oportuna 71 brotes.
A esto se suma la implementación, en marzo del 2017, de un programa de entrenamiento en epidemiología de campo, nivel básico, que permitió iniciar el fortalecimiento de la capacidad local en la detección, prevención y manejo de brotes, así como el mejoramiento en la calidad de la información. Fueron capacitados 61 profesionales de la salud provenientes de la capital y de Central, Canindeyú y Alto Paraná. Para el 2018 se apunta a llegar a más departamentos.
EPIDEMIAS
En agosto del 2013, después de la peor epidemia de dengue en la historia del país, el presidente Horacio Cartes decidió que la respuesta y el control se harían a través de la Estrategia de Control Integrado (EGI), que se realiza los 12 meses del año.
Esto permitió que se frene la dispersión del brote de chikungunya en el 2015, reduciendo desde entonces en 99% la incidencia de los casos; en cuanto al Zika, se controló el brote en menos de 3 meses, reduciéndose el tiempo de control de un brote en un 50%.