Con el fin de seguir con sus actividades y conseguir el sus­tento diario, los permisiona­rios afectados por el incen­dio del Mercado Municipal de Abasto recomenzaron con lo poco que tenían, mientras a metros nada más, 200 bom­beros voluntarios continua­ban con el enfriamiento de la estructura.

Si bien el domingo el descon­suelo se apoderó de los afec­tados, ayer renació la espe­ranza mediante la asistencia de las instituciones estatales a los más de 350 damnifica­dos. Antes del amanecer, el presidente de la República, Horacio Cartes, visitó la zona del desastre, habló con los afectados y más tarde, fun­cionarios del Banco Nacional de Fomento ya estaban ofre­ciendo créditos blandos a los afectados, para recomenzar sus negocios.

Personal de la Secretaría de Emergencia Nacional asistió a los necesitados, más a aque­llos que perdieron la totali­dad de sus productos. Desde hoy, Secretaría de la Niñez y Adolescencia cobijará a los menores cuyos sus padres trabajan.

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Ayer de mañana persistió la intensa humareda y los bomberos advirtieron que la situación seguirá por unos días, porque bajo los escom­bros hay material inflamable.

Pese al incendio, la vida sigue: los permisionarios improvisaron mesas para vender sus productos.FOTO: PÁNFILO LEGUIZAMÓN

RECICLADO

Muchos permisionarios ingresaron al edificio para rescatar lo que no se quemó: quesos, embutidos, bebidas, hortalizas, refrescos, aceite, entre otros productos, ade­más de los equipos como balanzas, enseres y otros artículos.

Tras el censo realizado a los afectados, la administración municipal otorgará una cons­tancia de que son permisio­narios y afectados por el siniestro. Esto les permitirá acceder a créditos y servirá de justificativo en las entida­des financieras.

El listado de los afectados y la relocalización se hizo por rubro. Unos 140 serán reubi­cados en el estacionamiento, bajo carpas térmicas facili­tadas por la SEN. Los demás irán frente a otros bloques y otros quedarán frente al fri­gorífico.

Los bomberos voluntarios colaboraron con las ongs para el rescate de animales.FOTO: AGUSTÍN ACOSTA

DESIDIA

El siniestro no es el primero que afecta este bloque. Años atrás, el mismo local ya fue afectado por las llamas y en julio del año pasado tam­bién se registró un principio de incendio y se recomendó dotar de un cuartel de bom­beros voluntarios.

Sin embargo, el titular del mercado, Víctor Otilio Sán­chez, nunca se interesó en la formación de un cuerpo de bomberos. Algunos permi­sionarios incluso aseguran que ni siquiera se cuenta con bocas hidrantes, lo que difi­cultó el trabajo para apagar el fuego.

La SEN armó esta gran carpa ayer por la tarde para asistir a los permisionarios.FOTO: FERNANDO RIVEROS

El intendente, Mario Ferreiro, anunció que se harán las investigaciones correspondientes para acla­rar las denuncias.

Ferreiro justificó el mal estado del edificio indicando que la estructura tiene más de 30 años y que el problema es arrastrado de administracio­nes anteriores. Además, sos­tuvo que los permisionarios pagan entre 27 mil y 350 mil guaraníes por mes, depen­diendo del espacio utilizado, suma que resulta insuficiente para mejoras.

Todo lo que no fue consumido por las llamas fue rescatado de los locales.FOTO: AGUSTÍN ACOSTA

ESTRUCTURA

Los bomberos sostienen que el edificio ya no es seguro, debido a que estuvo expuesto a altas temperaturas.

La verificación se realizará el miércoles, en compañía de los peritos, la empresa asegu­radora y la Fiscalía. Ferreiro recordó que el local cuenta con seguro, por lo que ayer ya se procedió a realizar la denuncia correspondiente.

Anunció, además, que todo el 2018 se trabajará en la reconstrucción del bloque, ya que la estructura deberá ser demolida. Este modelo que será aplicado en el Blo­que C, podría ser utilizado para modernizar los demás espacios de permisionarios.

Desconsuelo. Esta mujer mira cómo el fuego consumió su local.FOTO: PÁNFILO LEGUIZAMÓN

EMERGENCIA

Ferreiro solicitó ayer la declaración de estado de emergencia, a fin de conse­guir los recursos necesa­rios para ayudar a los afec­tados.

Este pedido sería estudiado hoy, durante una sesión extraordinaria. En la ocasión también se esta­rían analizando los pedidos de informes presentados por los concejales.

El humo generó que esta joven se desmayara, luego de intentar salvar mercaderías.FOTO: AGUSTÍN ACOSTA

“ES UNA DESGRACIA, PERDIMOS TODITO”

Margarita González, vendedora.

"Todavía no hablamos con las autoridades", cuenta la mujer con los ojos vidriosos. "Perdi­mos todito, mesa, cámara fri­gorífica, más o menos unos 15 millones de guaraníes", explica. "Todo fue de sorpresa, no alcanzamos a llegar para salvar nada", dice la mujer.

"Necesitamos apoyo, porque aquí no solo perdimos cosas materiales, también nuestros sueños, nuestra manera de mantener a la familia. Es mucho lo que perdimos aquí", agrega.

"Ojalá podamos seguir trabajando, eso es lo único que que­remos aquí", relata acomodando unas pocas verduras que le alcanzaron sus compañeros para que siga vendiendo junto a sus hermanas Petrona que se quedó afónica por reacción al humo y Fidencia, que también estaba en el día a día en el negocio fami­liar. "Es fundamental para nosotros recuperarnos y volver a empezar", concluye.

“EN 5 MINUTOS ARDIÓ TOTALMENTE”

Derlis De los Santos, vendedor.

"Llegué corriendo y no pude hacer nada, en 5 minutos ardió todito", dice el joven Derlis De los Santos, quien trabaja desde el año 2006 en el Bloque C del Mercado de Abasto.

"Las instalaciones estaban mal y ellos lo sabían", dijo recor­dando que "nosotros pagamos 120 mil guaraníes semanales por el puesto y se estima que la administración recaudaba unos 50 millones mensuales", cuenta razonando que dinero como para cambiar las cosas había.

"Ahora necesitamos créditos blandos para poder recuperarnos", apunta mientras despacha una bolsa de cebollas a un cliente soli­dario que se acercó a comprarle en el pasillo donde la Secreta­ría de Emergencias (SEN) está armando una carpa que alber­gará a los puesteros mientras dure la reparación del edificio o se erija una nueva edificación que es otra de las alternativas que se baraja en el lugar.

“VIMOS LA EXPLOSIÓN Y VINIMOS CORRIENDO”

Epifania Amarilla de Rodríguez, vendedora.

"Vivimos a 2 cuadras y cuando sentimos la explosión mi marido salió a mirar y ya se veía el humo, así que mi hijo vino corriendo, pero después nos contó que no hubo caso", dice Epifania Amari­lla de Rodríguez, vendedora que junto a su familia trabajaban en el puesto que consumió las lla­mas. "Se fue nuestra mercadería y los equipos. Mucho nos había­mos quejado antes", recuerda. Cuenta que en el lugar "comen­zaron a venderse los pasillos y las instalaciones eléctricas eran preca­rias y que cada vez más gente tenía cámaras frigoríficas", dice.

"Hasta los baños nos cobraban. Para lavarnos las manos ya había que pagar 2 mil guaraníes", agrega la mujer. Explica que un equipo del Banco de Fomento (BNF) pasó ofreciendo oportunidades financieras con algunas ventajas para que puedan recuperarse. "Veremos qué podemos hacer, porque el intendente (Mario) Ferreiro nos dijo que el seguro solo va a cubrir la infraestructura, no todo lo que nosotros perdimos", apunta.

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