• Por JORGE ZÁRATE
  • Periodista j
  • dzarate@gmail.com

"El sonido, el arte que tienen, es como leer un libro", describe Antonio Espí­nola. La ceremonia de la escu­cha del disco de vinilo tiene algo de antiguo, de ritual, que ellas y ellos disfrutan de cele­brar.

A su lado, Mónica De los Santos cuenta que comenza­ron a feriar en diciembre del año 2016 en la primera edición de "Asu en Vinilos" en la que se dieron a vender y comprar discos de Heavy Metal, "que son nuestros favoritos", dice.

En la era del "streaming", de los increíbles ultracompri­midos archivos digitales con los que se escucha la música hoy, la música que sale de las dos bandejas montadas en el centro de la Plaza Infante Rivarola llaman la atención de la gente. Es que el sonido del vinilo tiene una amplitud y generosidad que las nuevas tecnologías todavía no alcan­zaron.

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Marcelo Veiga, organiza­dor del evento, refiere que el mismo viene creciendo por­que "en las familias estuvo el disco. Todavía hay quienes conservan materiales que aquí pueden venir a comercia­lizar y también hay un resur­gimiento del uso de las ban­dejas", expone.

Los discos se consiguen desde 30.000 gua­raníes hasta casos excepcio­nales como un disco con las grabaciones originales de Agustín Pío Barrios "Man­goré", compiladas en una edición estadounidense que permitía escuchar en 33 revo­luciones por minuto (RPM) lo que nuestro genio de la guita­rra editó en la época en que se usaban las 78 RPM.

Marcelo Veiga, Rubén Benítez y Antonio Espínola.

"Una joya, un disco muy raro, lo vendí por 600.000 guara­níes", cuenta Fernando Verón y muestra otras tapas de dis­cos estadounidenses, ingle­ses, brasileños y argentinos.

"La gente pide discos de músicos nacionales, todo de los Aftermads y los años 80 salen a full. También se soli­citan mucho los discos de Luis Alberto del Paraná", cuenta Veiga. Básicamente, clásicos del rock mundial y latinoa­mericano, pero también jazz, bossa y pop en su más amplia acepción se encuentran en las cajas de los feriantes que la gente revisa con la parsimo­nia a la que invita el objeto.

Rubén Benítez tiene una colección personal de 180 discos y cuenta que entre los coleccionistas se van bus­cando piezas especiales. "Hay una reedición española de un disco que hicieron los Iodi, unos hermanos de padres alemanes que ahora se busca mucho. También es muy que­rido el de los Pro Rock Ensam­ble, 'Música para los perros', que es un clásico de la disco­grafía nacional".

El universo de las bateas revive en "Asu en Vinilos", la feria que se realiza todos los primeros sábados de cada mes. Para nostálgicos, para nuevos fans de esta sana locura.

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