Lima, Perú. AFP.

El papa Francisco puso fin este domingo a su visita a Perú con una misa multitudinaria en Lima, en un viaje iniciado en Chile empañado por el escándalo que persigue a la Iglesia por los abusos sexuales del clero a menores.

El papa argentino tuvo que llegar a Perú para sentir el entusiasmo de la población católica, que salió en masa a las calles para arroparlo y que contrasta con la frialdad con la que fue recibido en Chile.

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Visiblemente cansado, después de una semana en la que ha recorrido miles de kilómetros para visitar seis ciudades en los dos países con una agenda cargada de actos, el Papa todavía tiene fuerza para reprender a la gente de su Iglesia.

A las religiosas de vida contemplativa del Señor de los Milagros les recordó que los "chismes" en los conventos amenazan la unidad de la Iglesia y los comparó a los "terroristas, que tiran la bomba y se van".

"¡Monjas terroristas, no, que se muerdan la lengua!", espetó el Pontífice ante la carcajada y quizá el sonrojo de decenas de religiosas.

En su última jornada en Lima, con una población de 9 millones de habitantes, Francisco también oró ante las reliquias de los cuatro santos peruanos que reposan en la catedral –las del quinto, Francisco Solano, fueron robadas hace unos 25 años y nunca han aparecido– y rezó el Ángelus.

Pero el colofón fue la misa multitudinaria a la que asistieron cerca de un millón de personas en la base aérea de Las Palmas, sur de la capital, antes de emprender el vuelo de regreso a Roma, poniendo fin a su sexto viaje a la región en casi cinco años de pontificado.

En Perú, donde su figura levanta pasiones entre los fieles, la destrucción de la Amazonía, la corrupción, el crimen organizado o los feminicidios que convierten a América Latina en la región del planeta más violenta y menos segura para la mujer, han sido los flagelos que ha denunciado el Papa en sus visitas a Puerto Maldonado (en la Amazonia), Trujillo (norte) y Lima.

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