Washington, Estados Unidos | AFP, por Jerome CARTILLIER con Laurent LOZANO en Jerusalén.

El presidente estadounidense Donald Trump desató la cólera de los palestinos y una ola de críticas a nivel internacional al reconocer a Jerusalén como capital de Israel, una decisión que rompió de forma espectacular con la política de sus predecesores.

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Los palestinos convocaron para este jueves a una manifestación en Ramala en Cisjordania, territorio ocupado por el ejército israelí desde hace 50 años. El miércoles, centenares de manifestantes en la Franja de Gaza quemaron banderas estadounidenses, israelíes y retratos con la imagen de Donald Trump.

Con esa decisión, que fue una de las promesas emblemáticas de su campaña, Trump quedó aislado de la comunidad internacional y puso en riesgo las ya tenues esperanzas de retomar las negociaciones entre israelíes y palestinos y de provocar un incremento de la tensión en la región.

Hasta Arabia Saudita, un tradicional aliado de Estados Unidos en Medio Oriente, criticó lo que denominó “un retroceso en los esfuerzos a favor del proceso de paz y de una violación de la tradicional posición estadounidense de neutralidad sobre Jerusalén”, según señaló un comunicado emitido por el Palacio Real y divulgado por los medios estatales en Ryad.

El presidente palestino Mahmud Abas denunció como “deplorable” la decisión de Trump, estimando que Washington ya no puede desempeñar su histórico papel de mediador de paz entre israelíes y palestinos.

El movimiento islamista palestino Hamas destacó por su parte que esa decisión abrirá “las puertas del infierno” para los intereses estadounidenses en la región.

Los dirigentes palestinos reivindican Jerusalén Este, ocupada y luego anexada por Israel en 1967, como la capital del Estado al que ellos aspiran. Israel proclama a todo Jerusalén, tanto el Oeste como el Este, como su capital “eterna e indivisible”.

Jordania, Turquía, Francia, Reino Unido, Alemania y la Unión Europea lamentaron abiertamente la decisión adoptada por Trump.

- Día “histórico” para Israel -

“Es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel”, subrayó Trump en una breve declaración durante la cual reivindicó “un nuevo enfoque” de Washington sobre este polémico tema.

“Estados Unidos sigue profundamente comprometido a ayudar a facilitar un acuerdo de paz que sea aceptable para ambas partes”, destacó el mandatario. “Tengo la intención de hacer todo lo que esté en mi mano para ayudar a forjar tal acuerdo”, añadió.

Pero la tarea de su yerno y consejero Jared Kushner, encargado de buscar una salida al conflicto entre israelíes y palestinos, se ve más complicada que nunca.

Trump dispuso además que se comiencen los preparativos para transferir la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv a Jerusalén, sin fijar un cronograma para ello, un hecho que podría tomar años en hacerse efectivo.

El departamento de Estado comenzará “inmediatamente” con los preparativos de reforzar la seguridad para proteger a los estadounidenses en Medio Oriente, anunció poco después el jefe de la diplomacia norteamericana, Rex Tillerson.

El Primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se congratuló por la decisión de Trump y afirmó que éste era “un día histórico” para su país, reafirmando su compromiso de mantener el “statu quo” sobre los lugares santos de Jerusalén.

- Reunión en la ONU -

Ante el pedido de ocho países (Bolivia, Egipto, Francia, Italia, Senegal, Suecia, Reino Unido y Uruguay), se convocó a una reunión urgente del Consejo de seguridad de la ONU, que fue fijada para este viernes.


Jordania, país guardián de los sitios santos musulmanes en Jerusalén, denunció “una violación del derecho internacional” y de la carta de las Naciones Unidas, en tanto Turquía condenó la decisión de Trump y la consideró “irresponsable”.

Irán, enemigo acérrimo de Washington, advirtió que la decisión estadounidense provocará “una nueva Intifada”.

El presidente francés Emmanuel Macron dijo que la medida tomada por Trump era “lamentable” y llamó a evitar a cualquier precio la violencia. “No estamos de acuerdo con la decisión estadounidense”, dijo por su parte la Primera ministro británica Theresa May. En tanto que la Unión Europea expresó su “seria preocupación”.

Antes de que pronunciara su discurso, dirigentes del mundo entero habían exhortado a Trump a sopesar sus palabras y medir las consecuencias de sus actos.

“No puedo callar mi profunda preocupación por la situación que se ha creado en los últimos días” en torno a Jerusalén, destacó el papa Francisco durante su audiencia semanal, al demostrar su particular interés en una ciudad que alberga los lugares más sagrados de las tres grandes religiones monoteístas, que incluye al Santo Sepulcro.

Admitiendo que su anuncio estaba lejos de concitar la unanimidad, Trump hizo un llamado a “la calma y la moderación”, esperando que “las voces de la tolerancia prevalezcan sobre los proveedores del odio”.

Para Richard Haass, presidente del Council on Foreign Relations, el riesgo de reconocer a Jerusalén como capital de Israel no hará en realidad descarrilar un proceso de paz que ya estaba moribundo. “El riesgo es que esto exacerba las tensiones y conduce a la violencia en un momento en que ya hay bastante tensión y violencia en el mundo”, advirtió.


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