• POR CHRISTOPHER M. BARNES

Uno de los aspectos incómodos de ser un gerente es que tiene que lidiar con empleados que se involucran en conductas que ameritan castigo, como tomar el crédito por el trabajo de otro empleado, culpar a alguien más de un error, acosar a un compañero o violar las políticas de la compañía. Un buen directivo sabe que las consecuencias disciplinarias solo resultan efectivas cuando son proporcionales a la infracción.

Todos queremos creer que somos jueces justos y que seríamos objetivos al momento de asignar dichas medidas disciplinarias. Sin embargo, hay un importante factor que podría socavar su habilidad de ser justo: la falta de sueño. Mis colegas y yo queríamos investigar este vínculo. Mi investigación previa indica que la falta de sueño limita el comportamiento y juicio ético. Además, la investigación muestra que la falta de sueño lleva a errores involuntarios en la toma de decisiones.

Comenzamos nuestra investigación partiendo la premisa de que la falta de sueño puede elevar las respuestas negativas a las transgresiones. Eso sugiere que las personas percibirán las infracciones en forma más negativa cuando carecen de sueño. Planteamos la hipótesis de que las personas privadas de sueño tenían más probabilidades de asignar castigos de mayor severidad.

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Queríamos probar esta hipótesis en un escenario del mundo real, así que observamos algunos de los castigos más importantes que se asignan en los Estados Unidos: las sentencias de prisión otorgadas por jueces.

No fue posible para nosotros saber cuánto había dormido cada juez antes de dictar sentencia. Sin embargo, usamos una variable representativa: investigaciones previas indican que, el lunes posterior al inicio del horario de verano, las personas van a trabajar con aproximadamente 40 minutos menos de sueño que en otros días comparables. Esto resulta en lo que yo llamo el "lunes adormilado", cuando, en promedio, las personas tienen mayor carencia de sueño, en una cantidad pequeña pero significativa. Investigaciones previas muestran que el lunes adormilado tiene efectos medibles en las lesiones laborales, la ciberpereza y la conciencia moral.

Tomando ventaja de este cuasi experimento natural, comparamos las sentencias otorgadas por los jueces en el lunes adormilado, con sentencias otorgadas en los días lunes previo y posterior. Descubrimos que las sentencias asignadas en el lunes adormilado eran en promedio 5 por ciento mayores que aquellas definidas en los otros dos lunes. Por lo tanto, el que el juez pierda una cantidad relativamente pequeña de sueño se asocia con un castigo notablemente más severo.

Considerando el enfoque de los jueces en la justicia, es muy posible que los directivos en contextos empresariales muestren un efecto incluso mayor.

Nuestro consejo para los gerentes es ser conscientes de ese efecto potencial sobre su juicio.

Dos formas de atenderlo serían, ya sea retrasando la decisión sobre una medida disciplinaria hasta que haya tenido una mejor noche de sueño o reducir deliberadamente la medida para compensar el efecto de su privación de sueño. Además, vale la pena repetirlo: si quiere ser un mejor directivo, busque tener al menos ocho horas de sueño todas las noches.

(Christopher M. Barnes es profesor asistente de administración en la Foster School of Business de la University of Washington).

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