• Por Jennifer Porter

Cuando las personas descubren que soy una instructora ejecutiva, suelen preguntarme quiénes son mis clientes más difíciles. ¿Líderes inexperimentados? ¿Líderes de alto nivel que creen saberlo todo? ¿Líderes que agreden y menosprecian a otros?

La respuesta es: ninguno de los anteriores. Los líderes más difíciles para instruir son aquellos que no reflexionan, particularmente los líderes que no reflexionan sobre sí mismos.

En esencia, la reflexión se trata de un pensamiento cuidadoso. Sin embargo, la clase de reflexión que es verdaderamente valiosa para los líderes tiene mayores matices. La reflexión más útil involucra la consideración y análisis consciente de creencias y acciones con el propósito de aprender. La reflexión le da al cerebro una oportunidad de hacer pausa en medio del caos, desenredar y ordenar observaciones y experiencias, considerar múltiples interpretaciones posibles y crear significado. Este significado se convierte en aprendizaje, que a su vez puede informar futuras mentalidades y acciones.

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La investigación en centros telefónicos de atención al cliente demostró que, después de 10 días, los empleados que pasaban 15 minutos reflexionando al final de cada día, se desempeñaban un 23% mejor que quienes no lo hicieron. Un estudio con viajeros del Reino Unido encontró un resultado similar en donde aquellos alentados a usar su tiempo de traslado para pensar y planear su día estuvieron más felices, productivos y menos agotados que quienes no lo hicieron.

Entonces, si la reflexión es tan útil, ¿por qué tantos líderes no la hacen? Los líderes suelen no entender el proceso, no apreciar el proceso, no apreciar los resultados o simplemente se impacientan.

Si usted tiene problemas para reflexionar, puede volverse más reflexivo al practicar algunos simples pasos.

– IDENTIFIQUE ALGUNAS PREGUNTAS IMPORTANTES: Pero no las responda de inmediato. ¿Qué está evitando? ¿Cómo está ayudando a sus colegas a alcanzar sus metas? ¿Cómo podría haber sido más efectivo en una junta reciente?

– SELECCIONE UN PROCESO DE REFLEXIÓN QUE SE AJUSTE SUS PREFERENCIAS: Mientras reflexione, su enfoque depende de usted. Puede sentarse, caminar, andar en bicicleta o estar parado, sólo o con un compañero, escribiendo, hablando o pensando.

– AGENDE TIEMPO: La mayoría de los líderes se mueven por sus calendarios. Por ello, agende su tiempo de reflexión, comprométase a cumplirlo y si nota que trata de evitarlo, reflexione sobre ello.

– COMIENCE EN PEQUEÑO: Si una hora de reflexión parece demasiado, pruebe con 10 minutos. Prepárese para hacer avances, incluso si se sienten pequeños.

– HÁGALO: Regrese a su lista de preguntas y explórelas. Permanezca quieto. Piense. Considere múltiples perspectivas. Observe lo opuesto de lo que inicialmente cree. Haga lluvia de ideas.

– PIDA AYUDA: Para la mayoría de los líderes, una falta de deseo, tiempo, experiencia o habilidad puede interponerse en el camino de la reflexión. Considere trabajar con un colega, terapista o instructor para ayudarlo a dedicar tiempo, escuchar cuidadosamente, ser un compañero de pensamiento y hacerlo responsable.

Como dijo Peter Drucker: "Continúe la acción efectiva con reflexión tranquila. De la reflexión tranquila surgirá incluso más acción efectiva".

(Jennifer Porter es la socia directiva de The Boda Group, una firma de liderazgo y desarrollo de equipos.)

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