• Nicholas Petrie

Cuando tenía 20 años me diagnosticaron cáncer de estómago. Los doctores me operaron y me dijeron que esperaban lo mejor. Regresé a Japón, donde estaba trabajando e intenté olvidarlo. Los tumores regresaron un año después. Después de una larga búsqueda, los cirujanos encontraron un nuevo procedimiento para eliminarlos, pero yo sabía que esto era, de nuevo, solo una solución temporal. Durante los siguientes seis meses, la parte más difícil de mi enfermedad fue mi constante ansiedad ante su regreso.

Entonces conocí a un hombre que cambió mi perspectiva. Derek Roger había pasado 30 años investigando por qué algunas personas en situaciones difíciles se abruman, mientras que otros perseveran. Él me enseñó todo lo que había aprendido y, cuando comencé a aplicarlo, mi ansiedad disminuyó, aunque mi situación no cambió.

Estar bajo presión se convierte en estrés cuando se agrega un ingrediente: la rumiación mental, esa tendencia a seguir repensando los acontecimientos pasados o futuros, agregándoles emociones negativas. Por supuesto, los líderes deben practicar la reflexión, pero este es un proceso analítico, a corto plazo. La rumiación es continua y destructiva, atenta contra la salud y disminuye la productividad y el bienestar.

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Para romper este hábito inductivo de estrés, Derek y yo recomendamos cuatro pasos:

-Despierte: La gente pasa la mayor parte de sus días en un estado llamado "sueño despierto". Esto ocurre cuando para el auto en el estacionamiento de su oficina, pero no recuerda cómo llegó allí. Puesto que toda la rumiación ocurre durante este estado, el primer paso es salir de él. Párese o siéntese, aplauda sus manos y mueva su cuerpo. Conéctese con sus sentidos notando lo que puede oír, ver, oler, saborear y sentir.

-Controle su atención: Usted necesita redirigirse a las áreas en las cuales usted puede ejercer acción útil. Aquí hay un ejercicio que animamos a los ejecutivos a usarlo: Dibuje un círculo en una página y escriba todas las cosas que puede controlar o influenciar dentro de ella y todas las cosas que no puede afuera, si es así.

-Coloque las cosas en perspectiva: Los "rumiadores" tienden a convertir todo en catástrofe, pero los líderes resilientes mantienen las cosas en perspectiva para sí mismos y para sus equipos. Le decimos a la gente que pruebe tres técnicas: contrastar (comparar un estrés pasado con el actual), cuestionar ("¿Cuánto importará esto en tres años?") y replantear ("¿Qué es una oportunidad en esta situación? ¿No la he visto todavía?").

-Déjelo ir: Una técnica es la aceptación. Si le gusta la situación o no, lo cierto es que es de la forma que es. Pero, a veces, la solución real no es relajarse, sino hacer algo con respecto a su situación. Pregúntese: "¿Qué acción se requiere aquí?".

Me tomó un par de años entrenarme para seguir estos pasos. Pero al final funcionó. Mis niveles de estrés disminuyeron, mi salud mejoró y mi carrera despegó. Y lo que resultó más emocionante, descubrí que todo lo que yo aprendía podía enseñarlo a otros, con resultados similares.

(Nicholas Petrie es miembro senior en el Centro de Liderazgo Creativo y el investigador principal y creador de su Change Equation).

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