Gambetea, pisa, frota la zurda y hace algo de magia, además asiste mejor que nadie y de vez en cuando dibuja golazos. Óscar Romero, uno de los mejores volantes creativos que tiene el fútbol paraguayo, disfruta su momento en la liga de las estrellas, en la que esta temporada quiere brillar y demostrar que puede estar al nivel de las superestrellas mundiales como Messi, Suárez, Ronaldo, Isco y otros.

En una charla distendida con La Nación y el programa radial "A la Pelota", el "Melli" habló de su proceso de adaptación a la liga española, también se refirió a Cerro, una de sus grandes pasiones y la selección paraguaya, que según él, tiene posibilidades reales de ir a Rusia 2018.

Por si fuera poco, contó algunas anécdotas de chico con su hermano Ángel, con quien vivió "pegado" por más de veinte años.

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-¿Cómo te sentís haber llegado a una de las ligas más importantes del mundo?

-Uno cuando empieza en el fútbol siempre sueña algo así. Costó mucho llegar acá, no fue fácil y por eso hay que disfrutarlo al máximo este momento.

-¿Cómo fue tu primera temporada de roce con Neymar, Messi y otras estrellas?

-Cuando era un poco más chico, no se imaginaba esto. Hoy es realidad el sueño. Jugar con figuras mundiales es increíble. El primer semestre fue difícil, porque vine sin pretemporada. Fue un cambio rotundo y costó. Es otro fútbol, otro ritmo y otro nivel de juego.

-¿A qué apuntás ahora?

-Quiero consolidarme en el equipo, ganarme un puesto. Mi desafío es sumar partidos y medirme con las figuras mundiales.

-Estuviste más de dos décadas junto a Ángel, ¿te costó alejarte de él en su momento?

-Al principio sí, costó. Me acuerdo que cuando él fue a Corinthians, los primeros meses costaba mucho. Estuvimos siempre pegados desde las inferiores y de repente ese compañero no está y es raro.

-Jugando se entienden una maravilla, ¿tienen como una conexión aparte?

-Y sí. Desde chiquitos, desde la casa que jugamos juntos. Sé cómo él piensa y Ángel también sabe cómo yo me muevo. Dentro de la cancha sabemos bien cómo va actuar el otro.

-Cuando eran chicos, ¿tu mamá sí o sí tenía que repartir las cosas, mitad y mitad?

-Siempre, sino uno se enojaba y se ponía celoso. Teníamos el mismo gusto de ropa y hasta comida, pero nunca las ropas eran del mismo color. Eso de vestirnos siempre igual, no era lo nuestro. Ya somos iguales en físico y vestirnos igual, ya era muy exagerado.

-¿Alguna anécdota de colegio?

-Una vez fui a rendir por Ángel (su mellizo). Él estaba enfermo y todo el día fui él (risas). Solo un compañero muy cercano supo que realmente el que estaba en el colegio era Óscar y se cagaba de risa. La profesora y otros compañeros nunca se dieron cuenta.

Lo peor es que yo ya había rendido días atrás y ya sabía todas las respuestas. Ángel sacó una gran nota y a mí no me había ido tan bien.

-¿Quién es mejor entre Óscar y Ángel?

-Ángel es mejor. Él mete goles, yo no tanto. Yo le admiro mucho a él, como juega.

MUNDO CERRO

-¿Extrañás lo que es Cerro Porteño?

-Claro que se extraña. Uno se sentía cómodo siempre ahí. Era el equipo en el que uno siempre soñó jugar.

-¿Por qué cuesta tanto esa copa internacional?

-Siempre se hacen bien la cosas, pero falta algo, no hay una explicación. Ojalá un día se nos dé a todos los hinchas de Cerro esa ansiada copa.

-¿Tu mejor recuerdo de Cerro?

-El campeonato que ganamos en el 2013. El partido ante Libertad en La Olla. El último campeonato ahí. Fue especial, inolvidable, fue un campeonato que jugamos todos los partidos con mi hermano y fuimos campeones en forma invicta. Ser campeón con el club que uno ama es inolvidable.

-Falta mucho, pero… si volvieras alguna vez, ¿sería solo en Cerro o no tenés problemas de jugar en cualquier club de Paraguay?

-Hoy en día no pienso en eso. Es algo lejano, pero Cerro siempre tendrá la prioridad. Es el club del que soy hincha.

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