Empezaron a regir los nuevos precios de los boletos del transporte urbano de pasajeros en Asunción y Área Metropolitana a raíz del incremento del 10,5% en el valor del gasoil común debido al alza de la cotización del petróleo. Paraguay, como importador neto del hidrocarburo, no tiene otra alternativa que mover sus precios de acuerdo a los vaivenes económicos del crudo.

Aun con el aumento, el precio del gasoil que se vende en Paraguay y el boleto del servicio convencional del transporte en capital y zona de influencia están muy lejos de constituir un "aumentazo", como quieren hacer creer algunos. Y su incidencia en el presupuesto del consumidor no es catastrófico, como se pretende hacer creer.

Es más, a pesar del alza, con el salario mínimo vigente, en la actualidad el trabajador paraguayo puede comprar muchos más boletos de pasaje que en el pasado. Se puede afirmar que durante la administración Cartes, el poder de compra por parte del trabajador es mucho mayor que en los últimos diez años. Y, por lo tanto, hoy día el boleto del transporte de pasajeros es una carga más liviana que antes para el presupuesto del que gana el salario mínimo.

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Cuando en agosto del 2008, Nicanor Duarte pasó el gobierno a Fernando Lugo, el valor del boleto del pasaje era de 2.300 guaraníes, y el salario mínimo mensual vigente, de 1.341.775 guaraníes, por lo que con ese sueldo el trabajador podía comprar 583,3 boletos. Hoy, enero del 2018, con el pasaje a 2.200 guaraníes, con el sueldo mínimo de 2.041.123 guaraníes se pueden adquirir 927,7 tickets de pasaje. Quiere decir que a pesar de la última suba del boleto el poder adquisitivo del sueldo mínimo es 59% más que en el 2008 con respecto al pasaje.

Cuando en agosto del 2013 asumió el presidente Horacio Cartes, el precio del boleto era de 2.000 guaraníes y el asalariado podía comprar 829 boletos con su sueldo de 1.658.232 guaraníes. Luego vinieron los tiempos de suba del gasoil y del pasaje hasta llegar a 2.500 guaraníes en agosto del 2014, pero en el 2016 volvieron a bajar los precios del combustible y el transporte, y en noviembre de ese año con el sueldo de 1.964.507 se podían conseguir 982,2 boletos que habían bajado a 2.000 guaraníes.

Algo parecido puede decirse sobre la evolución del precio del gasoil, que según explicó el ministro Gustavo Leite, a pesar del incremento último, es actualmente 660 guaraníes más barato que en agosto del 2013. En aquel entonces ese combustible se vendía a 5.290 guaraníes el litro y ahora, incluso después del alza, se comercializa en 4.630 guaraníes, un 12,4% menos.

Se pueden hacer algunas comparaciones más: el precio aumentado del gasoil en Paraguay es más barato que el gasoil que se vende en las otras naciones de la región.

El valor del gasoil tipo 3, en el Paraguay es el equivalente a 0,82 dólares el litro, mientras que en Brasil cuesta 0,99 dólares, en tanto que en la Argentina se vende a 1,03 de la moneda norteamericana, y en Uruguay se cotiza en 1,71 dólares. A pesar de que no somos productores de petróleo, sino importadores netos, nuestros precios del combustible diésel son más bajos que los de otras economías, que, como Argentina y Brasil, producen buena parte de los hidrocarburos que consumen. Lo que habla del bajo nivel impositivo en Paraguay y de la alta competitividad en el manejo de los precios de venta.

En ningún país del mundo los consumidores se ponen felices cuando aumentan los precios de los productos, porque va contra sus intereses. Por ello no se puede pretender que la gente aplauda el aumento del valor del transporte o del gasoil.

Pero eso no da derecho a mentir, a tergiversar los hechos acontecidos o a adoptar posturas extremistas, como si estuviéramos ante una catástrofe consumada. Algunos precios han subido, pero seguimos igual o en mejores condiciones que hace años atrás, porque la situación de la economía ha mejorado y el poder adquisitivo del salario es mayor.

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