En un hecho sin precedentes, al menos para la etapa de las internas parti­darias, el precandidato presidencial Santiago Peña, de Honor Colorado, presentó ayer en rueda de prensa sus planes de gobierno en caso de que llegue a la primera magistratura del país. En el ambicioso proyec­to-propósito englobado bajo el título de "Plan Estratégico de Gobierno 2018-2023", el ex ministro de Hacienda esboza cómo hará para llevar al Paraguay por el camino del desarro­llo consolidado si es que resulta ganador en las internas del próximo 17 de diciembre y en las generales del próximo 22 de abril del 2018.

El documento, un voluminoso compendio de planes y acciones a ejecutar, desarrolla cuida­dosamente los puntos en los que Peña se ocu­pará en desplegar sus ejes en el quinquenio presidencial: educación, inversión, empleos, crecimiento económico inclusivo.

Entre los planes más ambiciosos que impulsa el candidato de Honor Colorado se encuentran la promesa de sacar de la situación de pobreza a más de 500 mil paraguayos y que la inversión pública y privada trepe hasta el 20% del PIB, así como un crecimiento económico inclusivo del 8%. Asi­mismo, en este compendio Peña promete apostar a la revolución del conocimiento para transfor­mar la educación y, en ese sentido, propone una inversión que llegará al 7% del PIB para los pro­gramas educativos al término de su mandato.

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La inédita presentación de Peña y su equipo rompe con los estándares del ejercicio de la política, ya que por primera vez un precandi­dato, ya en la etapa de las primarias, expone su hoja de ruta en el caso de llegar a la Presidencia. Sin embargo, Santiago Peña ha hecho hincapié con este documento, puesto a consideración del electorado, que lo que busca con su divulgación temprana es el respeto al ciudadano, al votante, a aquel que decide el futuro del país con su voto.

En este sentido, habrá que señalar que luego de 28 años de democracia ininterrumpida, el electorado no es el mismo y va también evolu­cionando, llegando a niveles de madurez cívica como nunca antes ha existido en la política local. Hoy el votante no se mueve por banderías políticas ni arengas de un caudillaje retrógrado. No son esos discursos anacrónicos los que aca­ban imponiéndose en las urnas, sino una cada vez más creciente y genuina conciencia sobre lo que es bueno para la República.

Por lo expuesto, a raíz de esa madurez cívica de los paraguayos resulta hasta ofensivo que algu­nos candidatos se nieguen a debatir y mostrar sus propuestas al elector, como ocurre lamen­tablemente en esta campaña política, en la que ciertos sectores se muestran reacios a mostrar –si es que tienen– argumentos para persuadir a los votantes.

El que se niega a exponer sus pro­puestas o confrontar con sus rivales ocasiona­les comete una verdadera falta de respeto a la ciudadanía, además de demostrar debilidades en cuanto a su oferta electoral. ¿Qué candi­dato que oculta o –peor– carece de planes de gobierno puede generar confianza o simpatía mientras sea renuente al debate?

Pero no hay que mentirse tampoco. Por más sobresaliente que un Plan Estratégico de Gobierno pueda ser, los que verdaderamente llevan adelante las acciones son los que las eje­cutan. Y, en este sentido, el impulsor de esta ini­ciativa, Santiago Peña, tiene una amplia expe­riencia en la función pública. Demostró tanto en el Banco Central del Paraguay (BCP) como en el Ministerio de Hacienda que no es impro­visado y encima cumpliendo delicadas funcio­nes en instituciones sensibles. De acuerdo a su trayectoria, conoce muchísimo y sabe de qué se trata el servicio público porque ha dedicado gran parte de su vida a esta tarea.

El Paraguay está hoy en una etapa histórica de inmejorables condiciones, ya que no solo mues­tra las mejores tasas de crecimiento macroeco­nómicos de la región, que se han traducido en la confianza de los inversionistas y en la mejora de las calificaciones de los organismos multila­terales de crédito, sino también a nivel interno atraviesa por una era de consolidación que no puede interrumpirse por mezquindades e inte­reses sectarios.

El Paraguay ha ingresado a una nueva era en la que no puede haber retroceso, sino que debe fortalecer los procesos donde las acciones se convierten en políticas de Estado que perdu­ren en el tiempo y a los signos políticos. Atrás quedaron las rémoras, los caudillos escom­bros y aquellos "liderazgos" que solo proponen una peligrosa regresión de la política, que es entendida dentro del equipo de Honor Colorado como de servicio, para el logro del bienestar de todos los paraguayos.

Santiago Peña representa la antítesis de lo que expone y plantea la vieja política. Su hoja de vida, su experiencia en la función pública y sus planes de un eventual gobierno testimonian que él representa el camino de la savia nueva.

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