Una mayoría coyuntural de Senado­res, los mismos prácticamente que se rasgaban las vestiduras y ponían el grito al cielo por la propuesta de hacer un cambio constitucional por la vía de la enmienda, hay que decirlo, resulta que hoy se convierten en "dueños de la Constitución", sin pedirle permiso a la Corte Suprema y preten­den hacer un cambio constitucional secues­trándole al Ejecutivo una clara atribución constitucional, el artículo que habilita al pre­sidente de la República a vetar el Presupuesto General de la Nación; es decir, que han decidido ahora cambiar la Constitución, sin reforma, sin enmienda, sin ningún procedimiento legal ni legítimo, a su antojo, para poder ellos rehacer el presupuesto con que la nación va a ser admi­nistrada durante el próximo período, atribu­yéndose un poder del Ejecutivo, a todas luces, a más de inconstitucional, desmesurado y dis­paratado.

Como es de suponer que el senador propo­nente, como algunos otros que tienen, por lo menos, título de abogado saben lo que están haciendo, aunque después pretendan lavarse las manos, resulta sorprendente semejante desliz y conviene analizarlo a la luz de algu­nas de la expresiones vertidas por los mismos senadores.

Empezando por la cabeza, es interesante para complicar más y entender menos el galimatías, considerando y tratando de entender, tarea nada fácil, las declaraciones del presidente del Senado, el senador Fernando Lugo, difícil de entender en general, pero aún menos cuando parece que no quiere decir lo que hay que decir, contradiciendo aquello de pa'íma he'i.

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Lugo dijo: "No es nada seguro, que se haya aprobado y tenga media sanción este proyecto, no veo las posibilidades reales de que sea acep­tada la ley, por eso es una gran reflexión y espe­culación lo que estamos haciendo"; aunque parezca insólito y añada más absurdidad al hecho, Lugo dice algo elemental, que lo que se aprobó en el Senado no tiene ninguna validez, perogrullada inapelable, por cierto, y remató, por si faltara poco para el manicomio jurídico, que ni siquiera tiene la esperanza de que sea aprobada.

Y añadió algo que hasta resulta más peligroso, intentado bajar los decibeles del disparate: que la propuesta fue presentada porque la propia Constitución Nacional no es clara con las atribuciones de veto del presidente de la República, y que no se trata de limitar al Eje­cutivo con otras leyes, sino se trata específi­camente del presupuesto". Como se hizo una ley para cambiar la Constitución y ha habido ya más de un intento, como con el mismo Pre­supuesto del pasado período, no cabe duda de que la intención no va solo para con el Presu­puesto, sino de "limitar al Ejecutivo con otras leyes", leyendo bien y pronto entre las líneas del discurso senatorial y de la acción concreta que acaban de realizar al violar la Constitu­ción, cambiándola por medio de una ley. Es decir que andan tanteando la posibilidad de sustituir, cuando les canta, al Poder Ejecutivo; llegando al disparate, a la falta de respeto a las atribuciones dispuestas por la Constitución para cada uno de los poderes del Estado.

Estamos ante la grave situación en que un sec­tor de un poder del Estado, con cierta mayoría coyuntural, tiene la pretensión de apropiarse de atribuciones de los otros dos poderes del Estado, es decir de asumir el poder absoluto, para interpretar la Constitución y cambiarla a su antojo, sin necesidad de enmienda ni de reforma, ni siquiera de un mínimo de seriedad legislativa.

"No se retira la atribución de vetar la ley, eso nadie puede sacar porque eso es una prerro­gativa constitucional del presidente de la República –añadió Lugo–, en el itinerario del circuito de las leyes, esta ley es sobre el Pre­supuesto", explicó. Asimismo, agregó que una cosa es vetar una ley como todas las generales de las leyes presentadas en el Congreso y otra cosa es vetar la ley que rige y acepta el Presu­puesto General de la Nación; y en ese sentido, no explicó cuál es la diferencia en cambiar esta disposición constitucional y no otras. Violar algunos artículos y no otros.

En fin, estamos ante un golpe a la Constitución, pero que no es golpe, porque no va a correr, no se va a aprobar en otras instancias legislativas. Un golpe de gua'u. A lo Groucho Marx. Estamos pasando de la tragedia a la farsa.

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