Basta leer lo que publicaba ayer la Embajada de los Estados Unidos respecto a la "interpretación libre" del diario Abc Color sobre un artículo publicado previamente por el diario New York Times.

Decía la Embajada:

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"En referencia a las consultas recibidas en base al artículo 'I Smell Cash: How the A.T.F. Spent Millions Unchecked' del periodista Matt Apuzzo y publicado por el diario estadounidense The New York Times en fecha 8 de septiembre de 2017, la Embajada de los Estados Unidos de América en Paraguay informa cuanto sigue: Estamos en conocimiento del artículo publicado por The New York Times; no hacemos comentarios sobre informes acerca de una investigación federal. Para más información sobre el caso, favor contactar con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos de América".

De inmediato, la página digital de Aldo Zuccolillo, con base en el sencillo comunicado de la Embajada, produce esta información:

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"Confirman pesquisa a Cartes

La Embajada de los Estados Unidos en Paraguay confirmó la veracidad de los documentos del Departamento de Justicia en donde están las declaraciones que implican al Grupo Cartes en una investigación llevada a cabo por ATF entre 2008 y 2013".

Este es el problema típico del dueño del diario Abc Color, que en algún momento debe ofrecer explicaciones a la sociedad paraguaya por su absoluta impunidad para fantasear sobre la realidad con el fin de destruir a adversarios políticos, económicos o quienes y cuales fueran las razones que predispusieran al tirano de la prensa nacional a descargar su ira irracional cada vez más truculenta a medida en que avanza en edad.

La deprimida atención en las redes sociales y la opinión pública dedicada al tema en los últimos dos días es una muestra clara del creciente descreimiento que tal prédica genera porque es evidente que el afán de golpear a Horacio Cartes ya cobra en Zuccolillo y su pequeño staff de incondicionales niveles de atención siquiátrica.

Existen indicadores irrefutables respecto al normal funcionamiento de las licencias empresariales del Grupo Cartes en territorio de los Estados Unidos y el hecho de que las mismas nunca fueron revocadas es una prueba muy clara para la inteligencia y el sentido común de cualquiera con la más humilde capacidad de razonamiento.

Años de falsedad y "aprietes" de Zuccolillo han sido una fabulosa fórmula de recaudación para sus emprendimientos editoriales, pero sobre todo para sus empresas contratistas. Se recuerdan casos en diferentes gobiernos anteriores en los que decisiones ya asumidas, concesiones contractuales, licitaciones, han tenido que ser modificadas por el "apriete" de alguna operación de Abc Color, por la sencilla razón de que alguna empresa del interés del mañero empresario no fuera beneficiada.

Pero llegó el gobierno de Horacio Cartes y, en primer lugar, cerró el generoso grifo que regaba publicidad en las arcas de tal diario y dejaron de recibir inmensos fondos en ese rubro. A renglón seguido el sistema de transparencia en la concesión de obras públicas y la eliminación del "apriete mediático" como forma de obtener la construcción de rutas, puentes, viaductos, hicieron el resto y sumieron en crisis al tirano de la prensa.

Obviamente, Zuccolillo tiene toda la libertad de publicar y fantasear. Son las amplias posibilidades que le ofrece la libertad de prensa, a la que las instituciones del Estado mantienen irrestricta obediencia. No podemos aguardar que rinda cuentas ante su conciencia porque no la tiene. Quedarán las medidas de protección contra su abuso difamatorio por parte de centenares de afectados cotidianamente. Mientras tanto, la ciudadanía debe conocer al tirano de la prensa nacional y, en breve, se conocerán más trapisondas.

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