Funcionarios de la Unión Europea lanzaron el 4 de mayo la salva inicial de una disputa relacionada con la salida de Gran Bretaña del bloque continental y que podría afectar la situación de Londres como capital sin disputa de las finanzas europeas, afectando productos financieros por valor de cientos de billones de dólares.

En el curso de una serie de cambios técnicos propuestos, la Comisión Europea, el brazo ejecutivo del bloque de 28 países, dio a entender que podría buscar un papel más centralizado para supervisar los complejos contratos financieros conocidos como derivados que estuvieran denominados en euros. También dio a entender que podría establecer el requerimiento de que los centros de intercambio, que actúan como intermediarios en las transacciones con derivados, estén situados dentro de la Unión Europea.

De ser promulgadas, esas reglas obligarían a los centros de intercambio de derivados a estar regulados por las autoridades europeas, aun antes de que la Gran Bretaña abandone oficialmente el bloque. O, si no, dichos centros tendrían que reubicar al menos parte de sus operaciones para no perder negocios ante sus competidores.

Las propuestas, dadas a conocer en documentos informativos el 4 de mayo, forman parte de un proceso de negociación cada vez más caldeada sobre la retirada de Gran Bretaña de la Unión Europea. “Por supuesto, en el contexto del Brexit, nosotros vemos que la situación está cambiando”, señaló Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión Europea, durante una sesión informativa en la que se anunciaron las propuestas. Reforzar la supervisión de tales mercados ha estado en los planes desde hace años, agregó, pero el Brexit hace que las propuestas sean más urgentes.

La primera ministra de Gran Bretaña, Theresa May, ha acusado a los funcionarios europeos de endurecer su postura para “afectar” los resultados de las elecciones parlamentarias del 8 de junio. Ella lanzó estas declaraciones después de que The Financial Times informara que los funcionarios europeos estaban preparándose para pedirle a Londres un pago de hasta 100.000 millones de euros para cubrir sus compromisos financieros como parte de su salida.

Las negociaciones sobre el sector financiero son de particular importancia para Londres, pues la posibilidad de atender a clientes radicados en el Continente desde la capital inglesa, en el llamado mercado único, ha sido un importante factor del crecimiento de la industria financiera británica. Una vez que el país abandone la Unión, ya no tendrá garantizado ese acceso y todo dependerá del resultado del diálogo.

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