- POR EMMA VIEDMA
- Dra. en Ciencias de la Educación
Albert Einstein decía que todos los imperios del futuro serían de conocimiento y que solo serían exitosos los pueblos que lograsen buscar, encontrar y retener a los jóvenes con capacidad para hacerlo. A inicio de año, es bueno recordar este pensamiento para sostener que el futuro de nuestro país está en los miles de jóvenes que sueñan y se esfuerzan día a día en lograr un mejor país.
Keynes, en su artículo de 1930 "Las posibilidades económicas de nuestros nietos" ya advertía sobre el papel y los efectos de la tecnología en el progreso económico y a la vez prevenía de la rapidez de esos cambios y el advenimiento del paro tecnológico que originarían factores difíciles de conciliar y de la economía como uso del factor trabajo-desempleo y escasez de ello.
En 1964 un memorándum de la Triple Revolución anticipaba una coyuntura especial que obligaría a la humanidad a replantearse valores e instituciones como consecuencia en tres contextos: automatización, armamentos y derechos humanos. Un grupo de científicos avizoraba una economía distinta, problemas sociales acuciantes si no se resolvían el modelo industrial. En el seno de una sociedad enriquecida y una inequitativa distribución, aparecería la clase permanente empobrecida y desempleada.
¿A dónde conlleva esta problemática? En definitiva, al observar las señales concretas de las transformaciones como son la precarización del trabajo, automatización de actividades, segmentación de oficios, así como las nuevas condiciones tecnológicas, adaptabilidad, flexibilidad y reciclaje del trabajador eficaz que hoy se busca.
Estos hechos ya son parte de la agenda política, económica y social de muchos países y debe estar en la agenda política para este año, en el que definirá el futuro del país en unas elecciones generales, parlamentarias y departamentales.
Informes de la OIT y la ONU consignan cifras preponderantes de desempleos, entre los cuales se pueden mencionar que existen más de 200 millones de personas en búsqueda de empleo, 1.000 millones con subempleo y otras de igual cifra poseen ingresos menores a 1 dólar diario, en especial mujeres y niños. Más que alarmar, esto debería ayudar a repensar planteando soluciones válidas, ya que "la crisis generalizada del trabajo" es consecuencia de la "crisis generalizada de valores".
Decíamos que es importante señalar, desde el punto de vista constructivo, lo siguiente: una crisis propicia la esperanza e impone nuevos desafíos y es allí donde la "sociedad del conocimiento" impele a buscar nuevos pensamientos y nuevas conductas. Lo nuevo es y será esa capacidad humana que la hace diferente de los otros seres vivos, esa capacidad que desplaza en la conciencia un futuro con esperanza, un futuro en donde se puedan crear los conocimientos necesarios para lograr niveles de bienestar social para todos.
Es importante por ello que entendamos que en nuestros jóvenes y niños está la esperanza, y que uno de los focos de atención de los administradores de turno ahora y en el futuro gobierno debe estar en ellos.