• Por Bernt Entschev
  • Fundador de The Bernt

Hubo un tiempo en que las empresas utilizaban varios dispositivos para buscar el comprometimiento y el alto grado de felicidad de las personas, intentando de alguna manera dejar la sensación de que esa compañía era única y que, si el colaborador decidiese irse, difícilmente encontraría algo parecido en el mercado.

Para ello, términos como 'sudar la camiseta', 'equipo', 'esta es mi segunda familia', terminaron siendo exhaustivamente utilizados y con cierta eficacia, puesto que las personas aceptaban esta idea. Solo que, en el momento de dar la contrapartida, las empresas no logran aliar el discurso y práctica, por un simple motivo: son conceptos incompatibles.

Una vez participé de un congreso. El líder de una gran compañía nacional fue preguntado por un periodista: "Cuál es su mayor activo hoy", preguntó el periodista. Sin titubear y con toda la razón el empresario dijo: "Sin dudas, las personas". Un tiempo después parte de ese activo fue dimitido y la justificativa era que las finanzas de la empresa necesitaban ser reequilibradas.

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Al entrar en un momento de crisis las empresas tendrán que despedir, tendrán que cortar salarios, si necesitan tendrán que desvincular el empleado al retorno de sus vacaciones (esto en mi opinión es totalmente inadecuado, y algo que aún es común en el medio corporativo) y tendrán que tomar medidas que desagradan las personas. Y surge la cuestión: ¿Sudar la camiseta? ¿Esta es mi familia? ¿Equipo? ¿Qué equipo?

Las nuevas generaciones fueron llegando a las organizaciones y están más atentas a este tipo de discurso, que si es aplicado suena como demagogia. Entonces ¿Es la víctima? No hay buenos ni malos en la relación de trabajo. Si el empleado tiene que recibir una nueva propuesta, más atractiva en diferentes sentidos, la empresa puede incluso ser una 'madre', pero él tampoco va a dejar de evaluar y quién sabe, dejar la compañía. Y esto no tiene nada de malo.

El mercado de trabajo funciona así. Las empresas necesitan de ganancias para sobrevivir, las personas necesitan de buenos empleos con buenos salarios para que puedan pagar sus gastos. Esta es la regla número uno. Para lograr buenos resultados las corporaciones necesitan personas motivadas y comprometidas con el resultado. Por otro lado, las personas necesitan empresas que ofrezcan condiciones adecuadas para que sus actividades puedan ser realizadas. Si tiene un ambiente agradable, feliz y con buenas condiciones, esto será facilitado, sin demagogia.

Buscar nuevas formas de comprometimiento del público interno, en base al respeto, en el reconocimiento y en la verdad son las mejores formas de tener un público interno activo, y con resultados palpables. Ver las empresas donde trabajamos como organizaciones que necesitan de las ganancias para sobrevivir y que necesita de su trabajo es una forma madura y coherente de su parte como empleado. Al fin de cuentas, en su entrevista usted también 'vendió' una imagen de 'competente y apto para esa oportunidad'. Basta cumplir lo acordado, que el resto viene con el paso del tiempo.

Si la regla queda clara para todos los lados, no habrá espacio para demagogia y los resultados serán buenos para empresas y empleados. ¡Queda el aviso!

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