• POR MARCELO PEDROZA
  • COACH
  • mpedroza20@hotmail.com

En su concepción significativa la presencia aduce a la apariencia o aspecto externo de alguien o algo. En su remoto origen latino la "presentia" esbozaba "el estar delante". Cabría dilucidar si tiene un rol protagónico la forma en que los que están visibilizados se muestran hacia los demás. Si es así, unos han sido considerados al menos para ser vistos y otros ni siquiera lo son. Y si fuera así, por qué unos sí y otros no. Para los que se ven, podría analizarse la puesta en escena de lo que se quiere mostrar y de lo que se intenta transmitir. Se podría dudar si lo que se ve es lo que realmente es, y si a la fragmentación de los actores se le suma la del contenido, ¿qué es lo que finalmente se nota?

Para alcanzar la finalidad de existir delante de otros, qué hay que hacer, hay que cumplir con qué condiciones, en el caso de que las haya. Dado que unos tapan a otros, ¿cómo ver a los que están atrás?; esto indica que por distintas razones unos pasan al frente y otros no, lo que divisa el hecho que unos se quedan relegados, o se esconden por alguna razón o han sido empujados a esconderse, o son descartados, en cualquiera de los casos la que se hace presente es la tristeza que acarrea; tal vez ni siquiera han sido invitados para estar en el espacio físico donde la potencial imagen irá a pasar. ¿Por qué están adelante aquellos que se ven?, ¿tendrán los méritos, en el caso que de eso se trate, para estarlo?, ¿será que se necesitan galardones prefijados para poder habitar en el plano principal?

Si bien todo puede ser susceptible ante los ojos propios y también ante los ajenos, entran a tallar situaciones contextuales que las hacen particulares y por lo tanto, pasibles de análisis específicos. ¿Qué ven tus ojos?, ¿qué vieron antes y qué están dispuestos a ver? Además, hay miradas que apuntan hacia un lado y dejan ángulos sin sus márgenes expuestos. Es que al ver al ser humano en realidad hay en él una historia, sentimientos, creencias, derechos, esfuerzos, deberes y metas, hay una inmensidad invisible ante la imagen que difunde a unos adelante y otros atrás. De alguna manera todo podría ser alcanzado por los demás sentidos, quizás sí, a lo mejor no. Lo que sí se puede afirmar es que donde hay relatividad visual hay un germen de alteración interpretativa. ¿Y este efecto qué consecuencias puede acarrear? Entre tantas, es posible que la parcialidad convoque a unos y se olvide de otros. Y si solo unos están presentes y los demás están ausentes, ¿cómo es factible contemplar la asistencia de todos? Y si se tratara de realizar acciones comunes, ¿cómo construir para el conjunto?, ¿habría alguna posibilidad de que esto suceda?

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Los procesos sensoriales tienen conexiones orgánicas que le dan vida a las redes colaborativas entabladas por el organismo que las cobija, así también lo requieren los estamentos sociales que constituyen el engranaje colectivo desde donde conviven los seres humanos. Ni atrás ni adelante, juntos en el tiempo social. Para ello es relevante preguntarse hacia dónde se dirigen las miradas que se encuentran y qué criterios orientan las diferentes visiones para poder sumar a todos. Por lo tanto, en los hechos cotidianos, se incluye o se excluye, qué hace cada uno para fomentar la presencia del otro.

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