• Por Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
  • MBA

Los valores de la sociedad son una fuerza impulsora fundamental, que influye en todo, desde la forma en que estructuramos nuestras organizaciones hasta el modo en que usamos las computadoras.

Dada la cambiante naturaleza de las empresas de nuestros días, la cultura organizacional es más importante que nunca antes y mucho más importante de lo que antes se suponía.

Desarrollar una visión conjunta y expresar una cultura compartida es algo esencial. Igualmente importante es manejar el cambio, introducir tecnología de información, cambiar la dirección estratégica, etcétera, de tal modo que esto aumente la cultura en vez de disminuirla o cambiarla.

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La cultura organizacional es entonces el patrón de suposiciones básicas que un determinado grupo ha inventado, descubierto o elaborado al aprender a enfrentar sus problemas de adaptación externa e integración interna que ha funcionado suficientemente bien para considerarse valido y, por lo tanto, para ser enseñado a los nuevos miembros como la forma correcta de percibir, pensar y sentir en relación con esos problemas.

En una compañía con una cultura empresarial, la gente de la organización tiene una significativa autonomía y autoridad.

Los cambios en la cultura más grande influyen a las personas, que a su vez influyen la cultura organizacional, la cual afecta a la estructura de la compañía.

La mayoría de las organizaciones empresariales de este siglo toman en cuenta estos valores, lo cual se puede evidenciar a través de menos estratos gerenciales y menos staff; giran por lo general alrededor de pequeños equipos y están mucho más "centradas en el cliente".

La comunicación electrónica hace del equipo pequeño una estructura viable, pero solo una cultura organizacional fuerte y apropiada lo hará funcionar.

La concentración en el cliente parece ser una respuesta a la competencia mundial y es uno de los principales aspectos de la filosofía de la administración total de calidad.

¿Cuál es la relación entre cultura y estrategia?

Michael Porter, en su importante obra sobre competencia, describe tres estrategias genéricas: liderazgo de costos, diferenciación y enfoque. Estas tres estrategias competitivas deben ajustarse a la cultura de la organización para tener éxito.

Los 3 principales desafíos de los últimos 10 años y que mantienen plena vigencia a la fecha podemos resumir en lo siguiente:

Dar poder a nuestros trabajadores individuales mediante la tecnología de información en todos los niveles de la organización.

Nuestro segundo gran desafío es lograr trabajo en equipo.

Si el trabajo en equipo es vital para el éxito de la organización, ¿cómo lo hacemos cuando la comunicación electrónica parece estar en conflicto con él?

Debemos continuar con el diálogo cara a cara aunque los participantes estén muy lejos entre sí y aunque nos comuniquemos cada vez más por medios electrónicos.

El tercer gran desafío es desarrollar un conjunto compartido de valores.

Si podemos enfrentar los tres principales desafíos enunciados precedentemente, habremos lidiado con la organización a nivel individual, a nivel grupal y a nivel organizacional.

"Lo mejor del futuro es que solo viene un día cada vez". Abraham Lincoln.

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