Estamos asistiendo a una crisis política que, más que basada en realidades, está basada en rumores, trascendidos, sospechas, descalificaciones, sobre cuyas bases se produce la enunciación de verdades absolutas y el anuncio de posibles catástrofes y supuestas violaciones a la Constitución, cuando las únicas catástrofes y violaciones son contra la información y contra el lenguaje democrático; es grave, porque se crea una situación de verborragia en lugar del lenguaje respetuoso de la democracia y la convivencia. Es grave, porque se crea un clima de violencia excesiva, que sustituye a la realidad, y hasta delirante, tratando de crear eso que el viejo refrán define con tanta sabiduría: el río revuelto que es ganancia de los pescadores que lo revuelven.

Y es más grave aún, porque en esta sociedad de la información prima la desinformación; como han denunciado ya algunos profesionales de la prensa, en vez de andar tras la información veraz, los periodistas andan corriendo detrás de los rumores que se lanzan día a día, como si todos estuviéramos trabajando para radio so'o.

Es decir, se están fabricando titulares, cuando no los fabrican los mismos medios, para que la prensa ande corriendo detrás de la "noticia" de la próxima catástrofe, en vez de dar información más o menos seria y veraz; y más grave aún porque se están lanzando amenazas catastróficas que atentan seria y "penalmente" contra la vida democrática, amenazando con tomar el Palacio de Gobierno y hasta con sitiar a la Corte Suprema, sin duda para pretender asustar a las autoridades con medidas de fuerza en vez de con los argumentos y los recursos legales que garantizan la Constitución y las leyes, y que los vienen garantizando por más de tres décadas. Y esos rumores catastróficos, lamentablemente, se convierten en informaciones y hasta en títulos desastrosos en los medios, hasta que se desinflan… para desencadenar un nuevo foco "de incendio", apagable hasta con una llovizna.

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Así se convierten en noticia un senador que duerme grotescamente en el Senado, supuestamente para evitar ser "madrugado"; escenas ridículas, plausibles para una comedieta, pero ridículas como "noticia" en un medio de comunicación. La grotesca paradoja radica en que los "pescadores" que se declaran custodios de la democracia y la Constitución, rumoreadores y amenazantes, se embanderan bajo la frase favorita del único intento de golpe cruento de esta transición, amenazando con "hacer correr ríos de sangre", el mismo mensaje catastrófico que convocó a los únicos golpistas que amenazaron este proceso.

La grotesca paradoja radica en que los "pescadores" que se declaran custodios de la democracia y la Constitución, rumoreadores y amenazantes, se embanderan bajo la frase favorita del único intento de golpe cruento de esta transición, amenazando con "hacer correr ríos de sangre".

No, no corrieron ríos de sangre, aunque sí corrió la sangre de un vicepresidente y de jóvenes paraguayos que, conjuntamente con otros grupos civiles democráticos, estudiantes, campesinos… salieron a defender el proceso que hasta hoy perdura, y que ha permitido la sucesión de gobiernos y la vida política basada en el voto como única forma democrática de acceder a los cargos, supuestamente en pos de defender la Constitución contra la amenaza de una "enmienda constitucional", cuando la enmienda constitucional ya ha sido usada para cambiar la Constitución, con el voto de muchos de los legisladores y dirigentes que hoy se escandalizan y se llenan la boca clamando que es inconstitucional.

Es grave que cierta dirigencia política esté embarcada en convertir la política democrática en una lucha de amenazas y confundir la legislatura con el cabildeo; y es grave que los medios estemos confundiendo el rumorismo con el periodismo.

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