La permanente capacitación de nuestros jóvenes es garantía para un mejor futuro. Solamente con profesionales altamente capacitados, en diferentes disciplinas, se lograrán mejores condiciones para todos.

Este debe ser indudablemente uno de los principales objetivos que el Estado tiene que asumir ante la sociedad de manera permanente. Hay que promover la capacitación estableciendo un sistema que permita que ésta llegue no solamente a las clases más pudientes, sino a todos aquellos que tienen condiciones para crecer en distintas áreas del saber, pero por distintas razones, generalmente relacionadas al aspecto económico, no lo pueden hacer.

Es por ello que no es un dato menor que instituciones como la Itaipú Binacional haya logrado un récord en la cifra de postulantes para las mil becas de grado universitario en la convocatoria 2017. De acuerdo con los datos ofrecidos por el ente, para esa cantidad de becas se presentaron más de nueve mil postulantes, lo que representa un alto interés de los jóvenes en estudiar una carrera universitaria a través de becas ofrecidas en el ámbito público.

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Estos números, hay que decir, no solamente grafican la necesidad de los jóvenes de obtener un respaldo económico para estudiar una carrera universitaria, sino también el alto interés de ese sector en la capacitación terciaria en búsqueda de un logro profesional futuro. Muchas veces se piensa que los jóvenes no tienen deseos de progresar y que buscan solo el bienestar cómodo. Esta creencia debe ser desterrada para considerar que cada vez más personas de esta franja piensan en la capacitación como principal eje de crecimiento personal. Ante esta situación, no se puede mirar a un costado. Hay que considerar todas las opciones posibles para brindar un decidido respaldo al sector.

Los entes públicos y el sector privado tienen la obligación de seguir respaldando con fuerza ese entusiasmo de gran parte de la juventud en capacitarse. El esfuerzo debe darse en el ámbito académico mejorando las carreras universitarias de acuerdo a los estándares internacionales y también realizando una mirada a la situación de los jóvenes, especialmente de aquellos que no pueden acceder a la educación superior por problemas económicos.

En ese sentido se debe enfatizar en que las becas académicas son una imperiosa necesidad. Pero los programas de becas no deben quedar solamente en el ámbito público, sino también debe extenderse en el ámbito de las universidades privadas.

Muchas de las instituciones privadas cuentan con excelentes programas de becas por méritos académicos, ayuda social o deportes. Si las instituciones superiores del sector privado realmente desean cumplir con sus objetivos altruistas deben seguir realizando esfuerzos para mantener estos programas de becas y no cortarlos, pensando solo en la retribución o ganancias económicas.

Es sabido que muchísimos estudiantes pueden seguir sus respectivas carreras solamente con esas becas, por lo que las universidades privadas no pueden caer en la estafa de utilizar estos beneficios solo para lograr inscripciones y luego, por el camino, abandonarlos a su suerte, obligándolos a cubrir los costos para concluir con sus carreras.

Los programas de becas deben ser íntegros y permanentes para que aquellos que estudien a través de ese beneficio tengan la seguridad y la tranquilidad de que la institución en la que están les apoyará hasta el final de su carrera.

Indudablemente, se deben establecer mecanismos de control y exigencia, para que realmente las becas cumplan con su cometido. Particularmente los programas de becas de la Itaipú Binacional están establecidos en ese sentido. Es decir, cubren la capacitación de los becados hasta el final, pero en base al compromiso de los mismos en mantener un promedio académico. Las universidades privadas, por su misma naturaleza, tienen que mantenerse y lograr una rentabilidad para funcionar adecuadamente, pero ello no significa que los programas de becas sean simplemente un "gancho" para captar alumnos. Deben ser realmente iniciativas que tengan como fin apostar a capacitar a quienes no pueden cubrir económicamente sus estudios.

La mayoría de los jóvenes paraguayos desea estudiar y lograr un mejor futuro. De esto no hay duda. Es por ello que se debe insistir en lograr encontrar el equilibrio para que los programas de ayuda lleguen a los que verdaderamente necesitan y sean permanentes. Esto permitirá a la larga, en base al esfuerzo y sacrificio de quienes verdaderamente desean estudiar, lograr que nuestro país cuente con más y mejores profesionales en todas las áreas. Aplaudamos los programas de becas, pero a la vez exijamos que los organismos encargados de la educación, hagan un seguimiento y control para que estos cumplan con su cometido.

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