La vitamina D juega un papel esencial en el organismo. No en vano, y entre otras muchas funciones, regula los niveles de calcio y fósforo, por lo que tener unos bajos niveles de vitamina D implica un mayor riesgo de desarrollo de numerosas enfermedades, caso de la esclerosis múltiple y de la migraña. Y asimismo, de la diabetes mellitus tipo 2.

Y es que como han mostrado distintas investigaciones, la deficiencia de esta vitamina conlleva un mayor riesgo de resistencia a la insulina –esto es, la incapacidad para utilizar correctamente la insulina por los órganos y tejidos– y, por tanto, de elevación de los niveles de glucosa en sangre –o lo que es lo mismo, de la aparición de la diabetes–.

Como explica Elisa Benetti, directora de esta investigación presentada en el marco de la LII Reunión Anual de la Sociedad Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) celebrada en Múnich (Alemania), "nuestros resultados demuestran claramente que la administración de vitamina D mejora la resistencia a la insulina causada por la exposición a una dieta rica en grasas y azúcares".

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Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron un modelo animal –40 ratones macho– al que alimentaron durante cuatro meses con una dieta rica en grasas y azúcares o con una dieta normal –'sujetos control'–.

Concluidos los cuatro meses, los autores analizaron el peso, niveles de glucosa en sangre y sensibilidad a la insulina de los animales. Y de acuerdo con los resultados, aquellos tratados con la dieta rica en grasas y azúcares mostraban una mayor ganancia de peso –31,8 gramos frente a 24,8 gramos en los ratones control–, niveles más elevados de glucosa en sangre –145 mg/dl frente a 108 mg/dl– y un deterioro en la tolerancia a la glucosa.

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